En la jornada inaugural de ayer, el conjunto español venció primero al club anfitrión, el Besitkas Jimnastic turco (74-54), pero perdió después contra el Hyeres Handiclub francés (66-68) tras 40 minutos de intenso baloncesto.

Estos resultados obligaban al Fundosa ONCE a vencer hoy por la mañana al campeón de las últimas seis ligas italianas, el Anmic Sassari.

Los madrileños, finalmente, se impusieron por un apretado 58-56, en un choque muy equilibrado desde el principio hasta el final, con diferencias que oscilaron entre los cuatro puntos a favor de los españoles y los siete por parte de los transalpinos.

En este partido, el Anmic Sassari aprovechó la gran altura del pívot Sandro Cherubini, ex jugador de baloncesto convencional, para comenzar imponiendo su dominio en el marcador. De esta forma, los italianos vencían por 15-10 a la conclusión del primer cuarto.

Posteriormente, el Fundosa ONCE fue limando la desventaja en el marcador, hasta el punto de que se llegó al descanso con sólo dos puntos a favor de los transalpinos (27-25).

En ese momento, Cherubini dejó de ser letal en el juego interior, mientras que la escuadra española comenzó a sentirse cada vez más cómoda en la cancha del Pabellón Cubierto Süleyman Seba, gracias a la sabia dirección de juego del base Rafael Muiño, la versatilidad del ala-pívot estadounidense Joshua Turek y el poderío reboteador del pívot Juan Carlos Gavira.

Un triple de Turek iniciada la segunda parte colocó por delante en el marcador al Fundosa ONCE por primera vez en todo el partido (33-35), aunque ninguno de los dos conjuntos conseguía romper el encuentro.

Del 42-41 del tercer cuarto se entró en un último periodo emocionante en el que el Fundosa ONCE siempre llevó la batuta en el marcador, pero sin llegar a adquirir ventajas superiores a los cuatro puntos.

Cherubini fue el máximo anotador de la contienda, con 22 puntos (además de 18 rebotes), en tanto que en Fundosa ONCE destacaron Turek, con 20 tantos, y Muiño, autor de 15 puntos y de 10 asistencias.

SEMIFINALES

Por la tarde, el Fundosa ONCE se enfrentó al Lahn Dill alemán, campeón de las dos últimas Copas de Europa, máximo favorito para ganar la de este año y en cuya plantilla milita la mejor pareja de jugadores del mundo, los canadienses Patrick Anderson y Joey Johnson.

El partido se jugó a una velocidad de vértigo y el Fundosa ONCE tuteó al conjunto germano en tres de los cuatro periodos, pero un parcial de 4-23 en el segundo cuarto pesó como una losa para la remontada española.

El Lahn Dill venció en el primer cuarto (11-14), gracias al enorme talento baloncestístico de Anderson, quien sostuvo a su equipo con sus acciones intimidatorias, especialmente en la zona española.

Después, los alemanes mantuvieron su ritmo, mientras que el Fundosa ONCE capituló por mayores errores en los lanzamientos a canasta y porque uno de los pilares del equipo madrileño, Juan Carlos Gavira, acumuló su tercera falta personal, motivo por el que tuvo que sentarse en el banquillo y obligó a una reestructuración en el cuadro español.

Así, el marcador reflejaba un preocupante 15-37 al descanso. Sin embargo, la reacción española no se hizo esperar. Tres triples consecutivos de Turek metieron a los madrileños en el partido, hasta el punto de que llegaron a reducir la desventaja hasta los ocho puntos (44-52, minuto 29).

El último periodo estuvo muy equilibrado y el Fundosa ONCE echó el resto, pero la remontada no llegó a consumarse, a pesar de la buena imagen ofrecida por el conjunto madrileño durante todo el encuentro y de los constantes ánimos que la afición española brindaba a sus jugadores.

Anderson se convirtió en el máximo anotador del partido, con 30 puntos para el Lahn Dill, por los 29 de Turek para el Fundosa ONCE.

Mañana, el Fundosa ONCE disputará el encuentro por el tercer y cuarto puesto contra el Tabú Cantú italiano, que perdió la otra semifinal contra el Anmic Sassari transalpino (68-75).

El equipo español ya ganó la Copa de Europa de 1997, logró el segundo puesto en 1996, 1998 y 2003 y acabó tercero en 1995, 1999 y 2004. Mañana tendrá la oportunidad de seguir en el podio y confirmar una regularidad en la máxima competición europea de baloncesto en silla de ruedas, de la que no puede presumir ningún otro equipo continental en los últimos 12 años.