Estas subvenciones permitirán poner en práctica los 43 proyectos ganadores. Entre ellos destacan las vacunas solubes y resistentes al calor ideadas por el equipo del profesor Abraham Sonenshein de la Universidad Tufts (Estados Unidos), que recibirá 5 millones de dólares para su desarrollo.

La vacuna única para la tos ferina, cuyo objetivo es reemplazar a las tres que se administran actualmente, creada por Lorne Babiuk, de la Universidad Saskatchewan (Canadá), recibió una financiación de 5,6 millones de dólares.

El equipo de Paul Yager, de la Universidad de Washington, obtuvo 15,4 millones de dólares para empezar a fabricar una tarjeta inteligente capaz de analizar muestras de sangre y detectar una serie de enfermedades, entre ellas infecciones bacterianas, malnutrición y sida. Un ordenador de mano podrá leer los resultados de los análisis diez minutos después de su realización.

La fundación adjudicó también 19,7 millones de dólares al profesor Robin Shattock, de la Facultad de Medicina St George de Londres, para que empiece a producir un gel de aplicación vaginal contra el VIH, mientras que Adrian Hill, de la Universidad de Oxford, se beneficiará de 10 millones de dólares para poner en práctica su método para la estimulación del sistema inmune, que podría traducirse en nuevas vacunas contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

Durante la ceremonia de entrega de estas ayudas, Bill Gates hizo un llamamiento al sector científico para que redoble su esfuerzo para combatir las enfermedades que afectan a los más pobres.

Por su parte, la Fundación Wellcome, del Reino Unido, y el Instituto de Salud Canadiense contribuirán a este proyecto con nuevas aportaciones de 27,1 y 4,5 millones de dólares, respectivamente.