El estudio "Justicia de las víctimas y reconciliación en el País Vasco", ha sido realizado por Reyes Mate con la colaboración del director del Laboratorio de la fundación, el ex ministro socialista Juan Manuel Eguiagaray.

Eguiagaray puntualizó que no se trata de un recetario de recomendaciones para el Gobierno, ni de un intento de tutelar su actuación, sino de analizar las implicaciones morales, éticas y políticas del proceso de paz y de sugerir mecanismos de reconocimiento y compensación a las víctimas.

Reyes Mate destacó que, a diferencia de épocas anteriores, ahora las víctimas se han hecho "visibles" al tiempo que la filosofía del derecho está evolucionando en la reflexión sobre el concepto de justicia para que no sólo incluya el castigo al culpable sino la compensación a la víctima.

El estudio sostiene que para construir un mundo sin violencia"no hay que pasar página" ni olvidar los crímenes cometidos sólo por el hecho de que los verdugos abandonen la violencia. "Sólo por dejar de matar los crímenes no pasan a ser irrelevantes", porque en ese caso "¿qué impediría que se vuelva a tomar las armas?".

Mate explicó que el daño producido a las víctimas es de tres clases, personal, político y social. En estas tres vertientes debe haber compensación a las víctimas en forma de reparación, de reconocimiento social y de reconciliación.

Esa reconciliación no puede implicar, en ningún caso, impunidad de los crimenes cometidos y necesita del arrepentimiento del terrorista, de su sometimiento al perdón de la víctimay al reconocimiento de su culpa. Sólo así el proceso de paz será sólido.

Por su parte, dijo Mate, las víctimas deberían huir de la politización que "no ayuda en nada a su causa" y lo único que consigue es no darles la importancia que merecen como damnificados inocentes de un conflicto.

"Lo que les ocurre a los políticos", insistió, "es que no saben qué hacer con las víctimas a las que se debería apoyar con ayuda económica, laboral, psicológica y material",

Los impulsores de esta iniciativa también proponen la retirada de todos los nombres de etarras en calles y plazas del País Vasco, así como la construcción de monumentos conmemorativos en aquellos lugares donde haya habido víctimas del terrorismo.