Según explicaron los profesores y autores del texto, "la laicidad es la única configuración razonable para un Estado democrático", para lo que son necesarias la neutralidad de los poderes públicos, la total separación entre el Estado y las confesiones religiosas (independientemente de que sean mayoritarias o no) y la igualdad de todos los ciudadanos, sean cuales sean sus convicciones religiosas, o aunque carezcan de ellas.

Para Celador, además, "es necesario un régimen fiscal único para todos los grupos religiosos", al contrario de lo que sucede actualmente. "El régimen fiscal no puede basarse en pactos y acuerdos con el Estado", dijo en referencia a los acuerdos alcanzados entre la Iglesia Católica y el Estado en 1979.

Celador criticó también la actual situación por la que los grupos religiosos, para ser considerados como tales, han de ser admitidos en un registro. En su opinión, "todos los grupos, religiosos o no, deberían tener igual consideración y ser registrados del mismo modo, sin que nadie decida cuáles son y cuáles no son confesiones religiosas".

En lo relativo a la educación religiosa, Contreras insistió en el derecho de todo alumno a recibir una educación religiosa o una formación ética.

"Pero esto es un derecho, no una obligación, de tal modo que también es válido prescindir de esta asignatura que, además, no debería computar en igualdad de condiciones a la hora de hacer media", subrayó.

En cuanto al estatuto del profesorado, explicó que hoy en día es la Iglesia la encargada de otorgar a los profesores la "idoneidad religiosa", que les capacita para enseñar religión.

De este modo, "la Iglesia propone y el Estado contrata". Contreras se mostró desfavorable a esta situación, ya que "lo público y lo religioso no deben confundirse" y "el poder público no puede desarrollar una actividad de tendencia".

Por último, Contreras propuso crear, como ya hay en otros países como Reino Unido o Alemania, una asignatura de "enseñanza para la convivencia", en la que el hecho religioso se estudie desde el punto de vista cultural, no confesional.