Los funcionarios británicos podrán ser penalizados si no contestan cartas, llamadas telefónicas y mensajes de correo electrónico de los ciudadanos en el plazo establecido. Este plan es consecuencia de una encuesta en la que se constataron las largas esperas que sufre el ciudadano para tramitar cualquier petición, información o consulta.

En ese sondeo, un 30% de los británicos afirmaron haber esprado unos 30 segundos hasta lograr que un funcionario les atendiera al teléfono, lo que significa , más o menos, 10 "rings" o tonos de teléfono. Lo más curioso es que un 47% de los encuestados confesaron "estar preparados" psicológicamente para una espera de más de un minuto. Un 5% se declaró demasiado impaciente para permanecer pegado al aparato más de 15 segundos.