Funcas explica esta revisión al alza por la incorporación del dato del primer trimestre, mejor de lo esperado, y por la mejora prevista del consumo privado dada la mayor disponibilidad de ahorro.

La fundación pronostica que la demanda interna aportará 2,1 puntos, cuatro décimas más que en 2023. La aceleración se percibirá tanto en el consumo privado -gracias a la mejora de la renta disponible de los hogares y al recurso al ahorro- como en la formación bruta de capital fijo. A este respecto, la inversión en infraestructuras será la más dinámica, por el impulso de los fondos europeos, mientras que la construcción residencial y la inversión en equipo, sobre las que pesan los cuellos de botella en el mercado de vivienda en un caso y los tipos de interés en el otro, tendrán un comportamiento más moderado.

El consumo público será el único componente de la demanda interna que se frenará, en un contexto de prórroga presupuestaria y de reactivación de las reglas fiscales europeas.

El sector exterior contribuirá al crecimiento con 0,4 puntos, un resultado sólido aunque la mitad que el año pasado, con una buena evolución del turismo y, en menor medida, de las exportaciones de servicios no turísticos. Las importaciones se recuperarán en consonancia con la elasticidad histórica.

En cuanto al año próximo, Funcas aventura que el ritmo de crecimiento del PIB “irá perdiendo fuelle tanto por la demanda interna como por el sector exterior: recuperación de las importaciones, agotamiento del rebote del turismo y progresiva disipación del ahorro acumulado, que afectará al consumo privado”. Su estimación es que la economía española crecerá en 2025 un 1,8%, dos décimas menos que en su anterior panel, “con un claro perfil de desaceleración de las tasas de crecimiento intertrimestrales”. La demanda interna aportará 1,7 puntos y la demanda externa, una décima.

En cuanto a la inflación, Funcas espera que apenas bajará este 2024 en términos de IPC como consecuencia de los ajustes de IVA e impuestos especiales, de los acuerdos de recuperación de poder adquisitivo y del débil comportamiento de la productividad. El IPC aún crecerá un 3,3% este año, dos décimas menos que en 2023.

En 2025, la inflación se moderará si bien todavía se situará por encima del objetivo del 2% tanto en España como en el resto de la eurozona. El deflactor del PIB, variable que mejor aproxima las tendencias subyacentes, se situará en el 3,4% este año y el 2,5% el próximo, con una evolución al compás del IPC, evidenciando la estabilidad de los precios relativos de comercio internacional.