La posibilidad de que la enfermedad pueda transmitirse de un paciente a otro a través del instrumental quirúrgico de una intervención de neurocirugía, más el largo período de incubación de la enfermedad, ha hecho que las autoridades francesas aumenten las medidas de precaución para evitar una epidemia de grandes dimensiones.

La preocupación por esa vía de contagio también ha llegado a Gran Bretaña, donde se a planteado incluso la posibilidad de utilizar siempre material desechable para ciertas intervenciones, como las de órganos linfáticos, ganglios, amígdalas, bazo y apéndice.