Rocca logró su segundo mandato de cuatro años de la Federación en la 23ª Asamblea General de la IFRC, celebrada en Ginebra. “Me enorgullece aceptar este desafío junto con nuestros 14 millones de voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que en este momento están haciendo todo lo posible para servir a sus comunidades locales”, manifestó Francesco Rocca en un comunicado.

También aseguró que “los caminos peligrosos de la inestabilidad económica global, la escasez de alimentos, la crisis climática y las emergencias sanitarias están convergiendo para crear un momento de riesgo sin precedentes para el mundo”. Sus prioridades son abordar el creciente impacto humanitario de la crisis climática, reducir las crecientes desigualdades en salud, y apoyar y proteger a los migrantes.

Por ello, Rocca se comprometió a seguir luchando por la inversión en la acción a nivel comunitario: “La pandemia mostró al mundo el papel fundamental que desempeñan los actores locales, como nuestros voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja y la Media Luna Roja al responder a las crisis”. También hizo un llamamiento a la comunidad internacional a poner la solidaridad mundial en primer lugar: “La respuesta política, pública y humanitaria a la crisis de Ucrania ha demostrado lo que se puede hacer cuando la humanidad y la dignidad son lo primero, cuando existe la solidaridad mundial y la voluntad de ayudar y proteger a las personas”.

El papel que desempeña el presidente de la Federación Internacional es voluntario. Rocca comenzó como voluntario a fines de la década de 1980 trabajando con personas solicitantes de asilo y refugiadas en Italia. Se unió a la Cruz Roja Italiana en 2007, y fue elegido presidente nacional en 2013. En la IFRC, trabajó anteriormente como miembro de la junta directiva y vicepresidente para Europa. Abogado de formación, comenzó su carrera profesional luchando contra el crimen organizado y luego pasó a la administración de la salud.