Los hechos ocurrieron en marzo de 1990 en el poblado gitano de Cerro de las Liebres cuando, según las declaraciones sumariales de Pastora Romero, la mujer agredida, el acusado, primo de su marido, la apuñaló mientras discutían por un robo que habían cometido sus hijos.

Sin embargo, Pastora negó hoy ante el tribunal estas acusaciones y explicó que fue herida en una "pelea de muchos, también por cosas de niños" y que si en principio pensó que había sido Américo fue porque éstese marchó del poblado con su familia al día siguiente.

Los forenses que comparecieron en la sala tampoco coincidieron a la hora de concretar si la muerte del bebé se debió a causas naturales o fue consecuencia de la puñalada recibida.

Según uno de los peritos, la puñalada afectó al feto, ya que el trauma sufrido por la madre provocó una falta de oxígeno en el cerebro de consecuencias irreversibles, pero un segundo experto opinó que la muerte se debió a problemas propios de los partos prematuros. El fiscal considera que los hechos constituyen un delito de homicidio frustrado, por el que pide una pena de 7 años de prisión, y uno de aborto, por el que solicita un año de reclusión.