Según la orden del departamento de Francisco Alvarez Cascos publicada hoy en el Boletín Oficial del Estado (BOE), las cuantías máximas de las subvenciones para estos transportistas serán de 2.578.983 pesetas por cada autorización para vehículo pesado de transporte de mercancías de ámbito nacional o para transporte público de viajeros en autobús de ámbito nacional.

Si dichas autorizaciones son de ábito comarcal, la cuantía máxima de las ayudas será de 2.079.825 pesetas por cada una, y si son de ámbito local, la subvención no superará las 998.316 pesetas por cada una. En ningún caso, se otorgarán ayudas por más de dos autorizaciones de transporte de mercancías y/o copias autorizadas de la autorización de transporte de viajeros.

En todos los casos, se establece, además, una ayuda de 815.291 pesetas por cada seis meses completos que al conductor le falten para cumplir la edad de 65 años contados apartir del 1 de junio del ejercicio para el que se solicitan las subvenciones. Por las autorizaciones de transporte público de mercancías obtenidas después del 7 de septiembre de 1999 no se otorgará ayuda alguna.

A estas ayudas podrá acceder los transportistas autónomos de entre 60 y 65 años que hayan desarrollado esta actividad de forma ininterrumpida durante los diez últimos años, y que tengan como máximo dos autorizaciones de transporte público de mercancías o bien dos copias autorizadas de la autoización de transporte público en autobús.

Una vez concedida la ayuda, para proceder a su cobro el beneficiario deberá acreditar el abandono de la actividad y comprometerse a no volver a realizarla nunca ni a aportar su capacitación profesional a otra empresa de transporte. También deberá renunciar al permiso de conducción de vehículos pesados o autobuses.

Con estas ayudas, Fomento quiere contribuir a solucionar uno de los problemas de que adolece el transporte público por carretera, que es la eleada edad de los transportistas autónomos. Según señala en la orden publicada hoy, este problema se debe en parte a la falta de recursos necesarios de las personas que han desarrollado esta actividad para poder abandonarla, por lo que estima conveniente dedicar recursos públicos a este fin.