José Luis Beotegui aseguró en su día al juez que dos restauradores, Juan Mari Arzak y Pedro Subijana, le pagaron el llamado "impuesto revolucionario".

Según la declaración hecha en su día en la Audiencia Nacional por Beotegi, tras su detención, en octubre de 2004, tanto Arzak como Subijana le entregaron 72.000 euros, correspondientes al pago de la extorsión exigida por ETA, a razón de 36.000 euros cada uno.

En su declaración en la Audiencia Nacional, Beotegi aseguró que la banda criminal también había exigido dinero a Arguiñano y Berasategi, aunque no le constaba que estos dos hubiesen hecho finalmente el pago a la organización terrorista.

Por esta razón, Arzak y Subijana declararon en su día ante el juez como imputados, mientras que Arguiñano y Berasategui lo hicieron como testigos.

Según las mismas fuentes, la fiscal encargada del caso, Blanca Rodríguez, no menciona en este escrito a los cuatro cocineros, ya que la petición de procesamiento que realiza en su escrito se realiza sólo para la persona de Beotegui.