La acusación particular, por su parte, solicitó 92 años de prisión, mientras que la defensa reclamó la absolución, al considerar que el procesado sufría un trastorno mental transitorio debido a su esado de embriaguez el día de los hechos.

Durante la vista oral, Francisco Javier López aseguró no acordarse de nada de los sucedido y únicamente reconoció que estuvo bebiendo y salió de casa con un compañero que vivía con él para celebrar que habían cobrado su primer sueldo como guardias civiles. Ambos habían salido de la academia de Baeza (Jaén) y estaban destinados en Barcelona como agentes en prácticas.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 2 de agosto, cuando el procesado requirió los servicis de una prostituta en las proximidades del centro municipal de asistencia Perecamps, cercano a las Ramblas, según el relato del fiscal. Tras no ponerse de acuerdo en el precio, el guardia civil amenazó a la mujer con su arma reglamentaria y esta pidió socorro en el centro.

Después de que empleados de Perecamps pidieran ayuda a la policía, se produjo un tiroteo durante el cual Francisco Javier López disparó contra los agentes Julián Fernández y Modesto Carballo y les causó la muerte.

Varios de lo policías que participaron en el tiroteo aseguraron hoy ante el tribunal que dieron el alto al acusado, pero que este no hizo caso.

El fiscal también pidió que el juicio que Francisco Javier López indemnice con 25 millones de pesetas a las familias de los fallecidos, mientras que la acusación particular solicita que el Estado sea declarado responsable civil subsidiario.