Los hechos ocurrieron en noviembre de 1987, cuando los agentes pararon a primeras hoas de la tarde a Manuel Barrera García por considerar que su actitud era "sospechosa", por lo que le pidieron su documentación.

Según el ministerio público, Alfonso Palomo comunicó por radio y al poco tiempo apareció un furgón policial al que el acusado ordenó al detenido que subiera.

Barrera García se negó porque desconocía los motivos del arresto y porque tenía que visitar a su mujer en el hospital, donde estaba ingresada a causa de una grave enfermedad. El agente le golpeó entonces dos veces, na de ellas en el bajo vientre.

Más tarde, al llegar a comisaría, según el relato del fiscal y de la parte denunciante, el acusado le condujo a los calabozos, sin permitirle siquiera comunicarse con su familia y le ordenó que se desnudara.

Una hora más tarde, fue conducido a Inspección donde se le increpó para que firmara un documento en el que constaba como causa de detención "resistencia, insultos y amenazas a agentes de la autoridad", a lo que Manuel Barrera se negó.

Durante la vista, Alfnso Palomo, sostuvo que el denunciante se negó en principio a facilitarle la documentación que finalmente entregó insultando al policía, mientras su compañero revisaba a distancia el D.N.I.

El policía manifestó, sin embargo, que no oyó nada y, en una primera declaración, llegó a calificar de "excesiva" la actuación de su compañero. Ambos negaron que se golpease al detenido y Palomo precisó que el no fue quien le llevó al calabozo.