EL FISCAL PIDE 2 AÑOS DE CARCEL PARA UN SOLDADO QUE MATO A UN COMPAÑERO MIENTRAS JUGABAN CON UNA PISTOLA

MADRID
SERVIMEDIA

El fiscal pidió hoy 2 años de prisión por un delito de imprudencia para Pedro Cabrera, que fue juzgado en a Audiencia de Madrid por la muerte de un cabo del Ejército que falleció el 20 de enero de 1985 al recibir un disparo en la cabeza cuando ambos jugaban clandestinamente con una pistola en la cantina de la Escuela de Automovilismo, en la localidad madrileña de Villaverde

El procesado declaró ante el tribunal que no recordaba nada de lo sucedido, pues estaba borracho. Según el fiscal, todo ocurrió cuando la víctima, Antonio Rama, al que le faltaban pocos días para licenciarse, y otro soldado, Juan PedroMarina, se reunieron con Cabrera.

Este estaba de guardia y disponía de las llaves de la cantina del recinto, que a esas horas se encontraba cerrada. Allí bebieron varios "cubatas" mientras escuchaban música.

En un momento dado, los tres amigos decidieron abrir el despacho del capitán Castillejo y coger su pistola, con la que estuvieron jugando hasta que Rama disparó al que posteriormente sería su ejecutor, hiriéndole en la cara.

Cabrero, que recibió el impacto a la altura de la nariz pero si llegar a perder el conocimiento, forcejeó con Rama. Durante la disputa, el arma se disparó dos veces, causando la muerte del cabo.

La acusación particular sostiene, sin embargo, que los hechos están confusos, ya que en la investigación realizada por la Guardia Civil se recogieron muestras de sangre pertenecientes a tres grupos sanguíneos, por lo que tuvo que haber un tercer herido, en contra de lo mantenido en la tesis del fiscal.

Paca Cobo, representante de la familia del fallecido, que pide 12años de cárcel para el procesado y una indemnización de 10 millones de pesetas, considera que las reuniones clandestinas en la cantina eran frecuentes en el cuartel y a ellas acudían varias personas.

Según la abogada, en las declaraciones sumariales el procesado llegó a confesar que con ellos se encontraba el capitán Pérez Torres, que fue quien le hirió a él. Sin embargo, el militar aseguró en el juicio que esa noche no estaba en el cuartel.

El otro soldado que estaba presente en el suceso, Juan edro Marina, ofreció versiones distintas a lo largo del proceso, que se complicó cuando pasó de la jurisdicción militar a la civil, "para terminar afirmando que no vio nada".

Lo único en lo que todos coinciden es que los dos soldados se asustaron y trasladaron el cadáver hasta otro punto del bar, preparando todas las pruebas para simular que había sido un suicidio.

Tanto la acusaciónn particular como la defensa del procesado exigen que el Estado sea declarado responsable civil subsidiario y se haa cargo del pago de la indemnización.

(SERVIMEDIA)
12 Mar 1992
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