Los hechos, que se remontan a 1988, ocurrieron en una chabola situada en el paraje conocido como El Pajar, en el unicipio de Mogán, al sur de Gran Canaria. El acusado comenzó a violar a los menores cuando éstos tenían ocho años y lo siguió haciendo hasta 1995, cuando una de las menores agredidas se lo contó a un familiar.

Aunque el acusado negó haber cometido tales delitos, un informe médico realizado a los menores reveló graves desgarros en las zonas genitales. Desde el pasado año, los tres han permanecido bajo atención psicológica debido a su comportamiento temeroso, del que se han ido recuperando.

La made de los niños, Teresa Guedes Ravelo, ya ha advertido que, si el tribunal que juzga al acusado no hace justicia, "juro que yo misma lo mataré". Su marido aprovechaba que se tenía que marchar todos los días a trabajar para cometer las violaciones, ya que Antonio Millán se encontraba en paro.

El juicio se celebró a puerta cerrada para preservar la intimidad de los menores. La defensa del presunto violador pide la libre absolución, alegando la inconsistencia de las pruebas.