Karyn Donnelly, investigadora de este síndrome, descubrió cómo un feto de 32 semanas realizaba movimientos con el pecho al realizarle pruebas rutinarias de ultrasonido.

"Nos dimos cuenta que el movimiento coordinado del pecho y de la barbilla estremeciéndose era lo equivalente a un llanto", explicó Donnelly.

Los fetos sólo lloran ante la estimulación sonora, pero los investigadores esperan comprobar si, además, lloran sin esa estimulación. Estos desubrimientos pueden tener conexión con el síndrome de la muerte súbita en los niños, ya que el acto reflejo del llanto se encuentra en la misma parte del cerebro que controla la respiración y el corazón.