En "Río ariba", editado por Planeta y Premio Espejo de España 1995, el autor rememora las actividades que ejerció en el régimen anterior, desde la carrera diplomática, en la subsecretaria de Asuntos Exteriores, con Gregorio López Bravo de ministro; su paso por el Ministerio de Obras Públicas, la vinculación con el Consejo Privado de Don Juan y el apoyo que prestó al grupo de monárquicos que postulaban la figura de Don Juan Carlos como sucesor de Franco; hasta su participación política durante la transición, como mimbro fundador de Alianza Popular.

Igualmente, la obra contiene decenas de perfiles en torno a los personajes que el conocido intelectual conservador ha tratado estos años. Sobre Franco, al que de la Mora dedica numerosas páginas laudatorias, afirma que "es el gobernante más honesto que ha tenido España y el más eficaz, por lo menos, desde Felipe II.

De Don Juan señala que "amaba hondamente a España", pero que si en su inmensa ingenuidad no se hubiera dejada arrastrar por el oportunismo de algunosconsejeros que le rodearon en Estoril, "Franco le habría llevado a reinar en 1975".

Más severo se muestra con Pedro Sainz Rodríguez, el consejero que más influyó en Don Juan durante su exilio. De él dice que "fue un personaje secundario en el retablo de las curiosidades monárquicas de la posguerra". Y añade:" Compadecí su doble derrota al cabo de tantos años: ni su candidato ni su constitución".

De López Rodó apostilla que a él se debe una buena parte de la estructura jurídica del Estado y, desdeluego, de la instauración. "Le cabía toda la Administración en la cabeza". Del almirante Carrero Blanco, asegura que compartía con Franco un poder dual. "Para Franco era el alter ego ideal, y no pudo recuperarse de su perdida"; de Arias Navarro dice que "tras su apariencia enérgica, había una mente sin ideas y, por tanto, una personalidad débil, influenciable y versátil".

De la Mora escribe que Torcuato Fernández Miranda fue "un intelectual demasiado tentado por el poder, y no supo dejarlo a tiempo". oco antes de morir, un Fernández Miranda decepcionado reconocería al autor que el rey ya no le recibía porque "no tengo nada que ofrecerle".

Fernández de la Mora es especialmente duro en la crítica que hace del ejército durante el proceso de legalización del Partido Comunista y el inicio de la transición. "El nombre de Pita da Veiga enaltece a unas Fuerzas Armadas que, luego, se dejaron desvirtuar hasta límites penosos".

El flamante Premio Espejo de España recoge también diversas anécdotas vivida con el rey don Juan Carlos en relación con varios líderes políticos. Durante una audiencia en la que el rey le pidió nombres para sustituir a Carlos Arias en la presidencia del Gobierno, de la Mora citó el de Laureano López Rodó, a lo que el rey contestó: "Ese no sirve porque tiene plomo franquista en el ala". Y en otro recepción, cuando ya se había puesto en marcha la formación de Alianza Popular, de la que el autor fue fundador, el rey le exclamó: "Pero hombre, ¿cómo te has aliado con Fraga, que ni en Lndres le han quitado el pelo de la dehesa?".

Gonzalo Fernández de la Mora no reniega en sus memorias de su participación en el régimen de Franco, y en plena coherencia con esa actitud escribe:" Fue un trabajo fértil y, además, honroso. El mayor honor de mi vida es haber colaborado con uno de los máximos y más ejemplares gobernantes que ha tenido Hispania desde los tiempos en que era provincia de Roma. Traté de ser fiel a mi idea del servicio público y a mi concepción del Estado de obras. Ni me olvido i me arrepiento".

El general Sabino Fernández Campo, ex jefe de la Casa del Rey, y Alfredo Sánchez Bella, ex ministro de Franco, presentaran la obra el próximo jueves día 30.