Tras recordar que la "explosión financiera" de 2001 hizo que Argentina "se desplomase literalmente", no sólamente en lo económico y en lo social, sino en lo institucional (en una semana Argentina tuvo cinco presidentes), Fernández de Kirchner añadió que aquella etapa y los años han constatado "la solidez" de la relación hispano-argentina, lo que demuestra que "el vínculo es más fuerte que lo económico".

"Puede haber tormentas económicas, diferencias de enfoque, pero lo más importante ha sido que, a pesar de las dificultades, no se ha hecho más que profundizar las relaciones entre España y Argentina", dijo.

Por otro lado, manifestó que el mundo tiene un "gran desafío intelectual que debe ser abordado con mucha humildad", la globalización, que no se ha producido "como lo imaginaron quienes nos lo quisieron imponer, sino al contrario", porque en ella hay "diferencias, es multicultural y posiblemente se va a convertir en multipolar".

En su opinión, "sin abjurar" de las creencias propias, hay que "repensar" las viejas fórmulas políticas, "Un mundo que ha cambiado profundamente, requiere también por parte de nosotros un cambio", agregó y pidió "que la política vuelva a ser el instrumento que modifica y puede lograr mejor calidad de vida" de los ciudadanos del mundo.

Por su parte, el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, en el discurso que pronunció para ceder la palabra a Fernández de Kirchner, aseguró que "el mundo estaría incompleto" sin España y Argentina.

Tras recordar que en Argentina se encuentra el colectivo de españoles más numeroso del mundo, Bono afirmó que hoy quedan lejos "las viejas rencillas" y aseguró que España y Argentina "nunca han vivido mejor" que cuando se han "dado la mano".