La nueva fundación, que será financiada por las congregaciones religiosas, pretende hacer frente a los problemas que sufren muchos colegios católicos, derivados de la falta de recursos o de personal, a causa de su envejecimiento.

Según Santiago Martín, la entidad integrará inicialmente a cinco centros y gradualmente se adscribirían los que tienen mayores dificultades.

La opción por una fundación canónica, que tendrá que ser arobada previamente por la Conferencia Episcopal, permitirá cierto margen de maniobra respecto a la propiedad y titularidad de los colegios que se integren en ella.

Martín indicó que, aunque el asunto está todavía en fase de estudio, cabe la posibilidad de que muchos centros "transfieran la propiedad o sólo la titularidad del colegio, mientras el edificio sigue perteneciendo a la congregración correspondiente a la espera de mejores tiempos, en los que el colegio pueda revertir a su primitiva entidad tiular".

Se trata de un modelo de fundación que ya tiene precedentes en Andalucía, como la denominada Safra, que agrupa a 30 centros escolares andaluces, o el Movimiento de Escuelas Fe y Alegría en Sudamérica, que integra a unas 500 escuelas.