En el broche final de su discurso de investidura, que duró prácticamente una hora y 45 minutos, Feijóo agradeció haber llegado hasta este punto con la expectativa −dijo que espera que “asegurada”− de al menos 172 escaños. “Los apoyos de un partido nacional, reformista, autonomista y europeísta como el mío”, definió al PP.

“Los de una formación unitaria como Vox”, prosiguió, y ante el barullo generado por ello, preguntó a la bancada de la izquierda por qué se reían de los Estatutos de la tercera fuerza política del Parlamento. “Quizás es que hay algunos partidos en esta Cámara que no tienen estatutos…”, apostilló, y pasó a agradecer también el respaldo a una fuerza foralista como UPN y a otra nacionalista como Coalición Canaria.

Por ello, consideró que ha demostrado que “es posible el acuerdo entre posiciones diferentes sin que unas nos sometamos a las otras”. “Que sea posible ampliar esta mayoría hasta que sea suficiente no depende de mí, sino del sentido del voto del resto de partidos”, admitió, y pasó a dirigirse a ellos no tanto por esperar un cambio de opinión son por tener “la convicción de que alguien que aspira a la Presidencia del Gobierno debe tener también un mensaje claro en su relación con el resto de las sensibilidades políticas”,

Así, se dirigió en primer lugar a los partidos nacionalistas y a “los abierta y activamente” declarados independentistas. “No quiero un país de pensamiento único y acepto con normalidad la sociedad plural que enriquece España”, aseguró. De hecho, defendió que “no será sencillo encontrar en la política nacional presente o pasada otro presidente tan sensible la España autonómica, con la importancia de las lenguas cooficiales y con las particularidades territoriales”.

“MATICES”

Trayendo a la Cámara su experiencia al frente de la Xunta de Galicia, recalcó que defiende “que los matices de cada autonomía son una riqueza, no un problema”. “Sí les pido que no se arroguen en exclusiva la representación de los territorios que representan”, demandó, asegurando que tampoco él lo hace.

En este sentido, alertó de que cualquier postulado hay que defenderlo por las vías legales y en el marco constitucional. Alegó que “la ley, su cumplimiento, la acción de los tribunales y la exigencia de responsabilidad es la condición necesaria para la convivencia en una sociedad libre y democrática de ciudadanos iguales en derechos y obligaciones”.

“La ley, señores independentistas, es una garantía”, subrayó y ante estos mismos partidos se definió como “un presidente de fiar”. “No llegue ayer. Jamás les diré que sí a todo, pero no tengo ninguna duda de que a Cataluña o al País Vasco les vendría bien un presidente del Gobierno que no vaya a engañar a sus ciudadanos”, defendió.

“¿Qué les hace pensar que todo lo que hoy se usa para satisfacer sus exigencias no se utilizará contra ustedes cuando ya no les necesiten? Háganme caso, especialmente señorías de Junts y del PNV, háganme caso”, interpeló directamente a estas dos formaciones, aunque les aseguró que no está en su ánimo recrearse en las consecuencias electorales de sus alianzas a pesar de enjuiciar que “no han sido muy rentables”.

“Han reducido casi en exclusiva su razón de ser a la cuestión identitaria. Y directamente, señores del PNV y de Junts, a mí no me han votado para entregarles la autodeterminación o la amnistía”, les trasladó, antes de preguntarles concretamente si a ellos les han votado “para que se aplique la política económica de Podemos”.

“ANOMALÍA”

Entre aplausos tras esta apelación directa a Junts y al PNV, Feijóo se dirigió a los socialistas: “A mí me parece una anomalía la incomunicación entre el PP y el PSOE” y “lo digo abiertamente”, manifestó. A su juicio, lo lógico en democracia sería que para los grandes acuerdos los dos partidos que han alternado en el Gobierno de España se entendiesen.

En este contexto, deploró que el independentismo, pese a tener menos votos, “se arroga la mayor influencia de la historia porque los constitucionalistas hemos estado más desunidos que nunca”. “Sí, es verdad que hay menos protestas, pero ¿para qué se van a movilizar si obtiene de ustedes todo lo que quieren sin levantarse del sofá?”, planteó.

“¿Para qué van a salir a la calle si hasta -vicepresidenta mediante- van a buscarles a su casa?”, preguntó a los socialistas, para a renglón seguido decirles que “resulta lamentable que el Partido Socialista haya llegado a todo esto y que lo haga, además, sobrepasando barreras antes infranqueables”.

Feijóo miró directamente a Sánchez para advertirle de no acude aquí “como líder de ningún bloque”. “El único que hay es el suyo, en el que no tiene espacio para la mitad de los españoles. Seguiré tendiendo la mano hasta que llegue alguien en su partido con la determinación y el sentido de Estado suficientes para cogerla, se lo aseguro”, garantizó.

En síntesis, ofreció ser “un presidente de fiar para el pueblo y para esta Cámara”. “Yo sí”, se reafirmó. “Esta misma tarde podemos iniciar un diálogo honesto y espero que sincero y espero que todos, sin excepción. Los ciudadanos votaron y en las manos de sus señorías estará después si soy presidente o no. En la mías está hacer aquello para lo que me comprometí. Desde el gobierno o desde la oposición, lo haré. Yo sí”, expuso.

“Sé para lo que me han votado el 23 de julio. Sé para lo que estoy aquí. Y se cuál es mi deber. Con su no y con su sí”, trasladó el candidato a la investidura a los 350 diputados. De tal manera, resumió que su propósito es trabajar por España, por “la libertad, por la igualdad y la dignidad” de todos los españoles.