El estudio indica que ese gasto de 20.000 pesetas no incluye los productos frescos, como pan, carne, pescado, frutas, verduras y todo tipo de productos no envasados, cuya factura mensual para las familias asciende a un impote similar (unas 20.000 pesetas).

Según ACNielsen, la diferencia de gasto mensual entre clases sociales no es exagerada, pues la clase alta y media alta dedica una media de 21.800 pesetas al mes a productos de alimentación envasados, bebidas, droguería e higiene y belleza, mientras que la clase baja y media baja gasta 19.500 pesetas.

La alimentación supone el 56% del total de esos gastos (una media de 12.509 pesetas al mes), mientras que a bebidas se destinan 2.900 pesetas y a productos de drogueía 2.500. No se aprecian diferencias importantes en el gasto según la clase social, salvo en los productos de higiene y belleza, en los que la clase baja y media invierte 2.100 pesetas al mes, frente a 2.300 de la clase media y 2.800 de las clases alta y media alta (un 33% más).

El estudio muestra que la leche líquida de larga vida es el producto que aparece en el mayor número de cestas de la compra de las familias (en el 27,5%), seguida de los refrescos de cola (en el 12,4% de las cestas), el atún enasado (en más del 10%), los yogures de sabores (9,5%) y los yogures naturales (9,2%). Esta clasificación no toma en cuenta la cantidad, sino sólo la presencia del producto en la cesta de la compra.

Sobre las razones que influyen en la elección de uno u otro establecimiento para comprar los productos, según José Luis García Fuentes, director general de ACNielsen España, la proximidad ocupa el primer puesto, para un 50% de los hogares, seguido de los precios económicos (33%), la comodidad (29%), las bueas ofertas (26%), la calidad general (23%), la calidad de los productos frescos (21%), la variedad de productos y marcas (15%) y la atención al cliente (15%).

El informe de ACNielsen pone también de manifiesto que el consumidor español no es muy fiel, ya que visita, al menos, cinco tipos de establecimientos diferentes o cadenas comerciales cada mes como media, y no tiene reparos en abandonar sus marcas preferidas ante una buena promoción u oferta, o simplemente para probar algo nuevo.

La edad tamién resulta clave a la hora de elegir el tipo de establecimiento. Así, las amas de casa menores de 35 años suponen el 13% de los clientes de los grandes hipermercados y realizan el 17,6% del valor de las compras de estas cadenas. Sin embargo, las amas de casa mayores de 54 años realizan el 55,5% de las compras en las tiendas tradicionales.