SU FAMILIA MANTENDRÁ SU LEGADO EN LA INDIA
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La muerte de Vicente Ferrer no dejará huérfanos a los más de dos millones y medios de indios a los que su fundación ayuda desde hace más 30 años, su viuda, Ana Ferrer y su hijo Moncho,aseguran el legado de Ferrer en el estado de Andhra Pradesh (India).
Los 1.950 trabajadores de la Fundación Vicente Ferrer están hoy tristes, pero tranquilos, saben que la continuidad de la obra de Vicente Ferrer en la India está asegurada.
Moncho, su único hijo varón, hace años que tomó las riendas de ese ingente proyecto que ha llevado vida a más de 2.287 pueblos del deprimido estado de Andhra Pradesh, en el sur de la India.
Además, por si había alguna duda el director general de la Fundación Jordi Folgado, se apresuró a declarar nada más conocerse la muerte de Ferrer que "desde la Fundación que lleva su nombre, nos comprometemos a seguir su trabajo para mantener viva en la memoria colectiva la figura de Vicente Ferrer".
Ferrer creó en Anantapur, una ciudad del estado de Andhra Pradesh, su cuartel general desde donde se coordina un pionero sistema de proyectos de desarrollo integral basado en seis áreas de trabajo: educación, vivienda, mujer, sanidad, ecología y personas con discapacidad, que han llevado la esperanza y el futuro a una de las zonas más pobres del mundo.
"Su obra está muy consolidada. Las empresas que colaboran con nuestro proyectos, y los padrinos, saben que vamos a seguir con nuestros proyectos como lo estábamos haciendo, es más, estamos ya trabajando con pueblos que no pertenecen a Andhra Pradesh, ampliando nuestra área de influencia", explicó a Servimedia una trabajadora de la Fundación.
"Hoy estamos todos tristes, pero esperanzados porque la continuidad de su obra está garantizada", añadió.
Hoy en muchos pueblos del estado de Andra Pradesh, se llorará a este hombre menudo, de amplia sonrisa y enorme corazón al que veneran como si se tratara de un santo, pero seguro que los niños que apadrina esta organización estarán aprendiendo a leer en sus aulas de la sede Ananatapur, al igual que sus compañeros ciegos, que quizás canten alguna canción en honor de su benefactor.
En el hospital de Batalapali, gestionado por la Fundación y el Gobierno Indio, a pocos kilómetros de Anantapur, nacerán varios niños hoy, que serán lavados por sus abuelas en el patio central, pero aunque Vicente no acariciará hoy sus cabecitas, sus colaboradores seguirán asistiendo partos de niños que luego irán a las escuelas y se librarán del hambre y la miseria.
(SERVIMEDIA)
19 Jun 2009
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