Una encuesta dl Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que la familia de tipo tradicional, en la que el hombre tiene un trabajo fuera de casa y las mujer se encarga de las labores hogareñas, tiene las preferencias de un porcentaje mucho menor de españoles, concretamente de un 22,5 por cien.

Otro 20,8 por cien muestra su adhesión a una tercera alternativa intermedia propuesta en la encuesta, la de una familia donde la mujer trabaje menos horas fuera de casa y se ocupe en mayor medida de las tareas del hgar y del cuidado de los hijos.

Además, un 63 por cien por cien está de acuerdo en que una madre que trabaja puede tener una relación tan cálida y segura con sus hijos como una que está ocupada en el hogar, frente a un 32 por cien que sostiene lo contrario.

Sin embargo, eso no significa que una mayoría piense que ser ama de casa resulte frustrante. Algo más de un 60 por cien opina que ser ama de casa llena tanto como trabajar por un salario, mientras que un 30 por cien cree que no.

LO VIEJO Y L NUEVO

La encuesta pone de manifiesto que las actitudes de los españoles ante la familia combinan una notable adhesión a ciertas instituciones 'de toda la vida', como el matrimonio, con un entendimiento muy renovado de las relaciones humanas y de pareja.

Así, un 84,5 por ciento está netamente en desacuerdo con la idea de que el matrimonio sea una institución pasada de moda, algo que sólo argumentan un 12,2 por cien de los encuestados, pero al mismo tiempo son clara minoría los que desaprueban la ecisión de una mujer de tener hijos sin casarse.

En concreto, un 67,4 por cien aprueba que una mujer desee tener un hijo como madre soltera, sin querer mantener una relación estable con un hombre, en tanto que sólo un 21,6 por cien lo rechaza explícitamente.

En todo caso, las uniones de pareja se basan en un alto grado de afinidad en actitudes personales básicas, de acuerdo con la encuesta, ya que un 91,6 por cien asegura que comparten las mismas normas morales, un 85,3 las opiniones religiosas, n 74,1 las opiniones políticas y un 82,3 las actitudes sexuales.

Sobre si cada individuo debe tener la posibilidad de disfrutar de "completa libertad sexual, sin limitaciones", un 38,4 por ciento apoya esa idea, frente a un porcentaje muy similar, del 39,4 por cien, que la rechaza.

En cuanto a si el sexo debe ajustarse a reglas morales para todo el mundo, y no puede dejarse enteramente a la preferencia individual de cada cual, un 41,2 por cien piensa que así es, en tanto que un 35,9 defiende la lbertad total.