LA FALTA DE ACUERDOS ENTRE PAISES RICOS Y POBRES PONE EN PELIGRO LA "CUMBRE" DE LA TIERRA
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La Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, que comienza mañana en Río de Janeiro (Brasil) y que inalizará el próximo día 14, intentará acercar las posturas que mantienen los países ricos y los pobres, con el objetivo de que la solidaridad de los primeros ayude a promover el desarrollo de los segundos preservando la riqueza ecológica de sus territorios.
El optimismo mostrado por Maurice Strong, secretario general de la conferencia, y por las autoridades españolas contrasta con el pesimismo expresado por el comisario de Medio Ambiente de la CE, Carlo Ripa de Meana, que ha decidido no acudir a la runión, o las organizaciones no gubernamentales que han seguido los preparativos de la "cumbre".
Los ambiciosos objetivos de los organizadores del encuentro eran consensuar la elaboración de una Carta de la Tierra que contemplara una serie de obligaciones y derechos para comprometer a los países que la suscribieran y la creación de la Agenda 21, que debía contener una relación de acciones concretas para detener el proceso de degradación que sufre el planeta.
Además, está previsto la ratificación d un convenio sobre cambio climático y otro sobre biodiversidad, así como sendas declaraciones sobre bosques y desertificación.
Las importantes diferencias de criterio que separan a los países industrializados de los que están en vías de desarrollo ha provocado que la Carta de la Tierra haya tenido que cambiar su denominación, para llamarse Declaración de Río, un texto que refleja las buenas intenciones de sus firmantes.
La Agenda 21 es el texto más complejo. Los aspectos financieros hacen difícilla obtención de logros importantes y compromisos concretos.
Los países en vías de desarrollo piden que en el año 2000 los ricos destinen el 0,7 por ciento de su producto interior bruto a ayudas al desarrollo para cubrir los costes estimados de la Agenda 21, porcentaje considerado excesivo por la mayoría de los estados desarrollados.
La CE está de acuerdo en alcanzar el 0,7 por ciento, pero no está dispuesta a adquirir compromiso alguno respecto al calendario a seguir.
Además, está previsto qe la "cumbre" ponga en marcha un nuevo fondo, el Global Environmental Facility, para intentar solucionar los problemas medioambientales de ámbito planetario, como la destrucción de la capa de ozono y el cambio climático.
La propuesta de la CE de dotar a este fondo con 1.300 millones de dólares (unos 130.000 millones de pesetas) durante los tres primeros años de vida y de confiar al Banco Mundial su gestión no ha convencido a EE.UU. y ha sido rechazada por los países en vías de desarrollo, que considern insuficiente la cantidad y desconfían del Banco Mundial.
TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIAS
Respecto a la transferencia de tecnologías limpias a los estados pobres para que consigan un desarrollo sostenible respetuoso con el medio ambiente, las reuniones previas a la conferencia tampoco han logrado acuerdos importantes, ya que no han concretado las condiciones de acceso a las teconologías por parte de los países no industrializados.
Tampoco el convenio sobre cambio climático contempla plazos concreos para reducir las emisiones de gases invernadero, causantes del cambio climático, ya que EE.UU. se negó a aceptar la propuesta de estabilización para el año 2000 fijada por la CE.
El convenio sobre diversidad biológica, que intenta preservar los recursos biológicos del planeta, la mayor parte de los cuales están en los países en vías de desarrollo, tampoco será suscrito por Estados Unidos, y probablemente Japón hará causa común con los norteamericanos.
La declaración de bosques llega a Río de Jneiro envuelta en importantes enfrentamientos, puesto que los estados pobres no están dispuestos a sacrificar sus explotaciones madereras para satisfacer las tesis ecologistas de los ricos. Malasia encabeza la postura más radical.
Finalmente, la declaración sobre desertificación parece que puede ser la única en la que no existan problemas para su aprobación por parte de todos los estados, aunque la delegación española teme que algunos la intenten relacionar con la deforestación y explotación racional e los bosques.
Las organizaciones no gubernamentales han criticado lo que consideran "postura insolidaria" de las naciones más desarrolladas, mientras que la organización ecologista internacional Greenpeace ha llegado a calificar la reunión de Río de "carnaval verde".
A pesar del optimismo expresado por las autoridades españolas, el secretario de Estado para las Políticas del Agua y el Medio Ambiente, Vicente Albero, ha reiterado que las decisiones más importantes pueden llegar tras la conclusiónde la reunión de Brasil, en forma de protocolos.
La conferencia está dividida en dos grandes fases: la primera, entre los días 3 y 12, incluye debates y negociaciones en grupos de trabajo para perfilar los contenidos de los documentos; en la segunda, a celebrar entre los días 12 y 14, los más de 160 jefes de Estado y de Gobierno que está previsto acudan aprobarían los textos definitivos.
(SERVIMEDIA)
02 Jun 1992
GJA