ETA

FAES ADVIERTE DE LOS "RIESGOS DEL ALTO EL FUEGO" Y CRITICA QUE SE HABLE DE PROCESO DE PAZ "PARA NO DECIR NEGOCIACIÓN"

MADRID
SERVIMEDIA

La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que preside José María Aznar, ha elaborado un informe sobre el alto el fuego anunciado por ETA, en el que advierte de los "riesgos" que entraña el paso dado por los terroristas y en el que critica que el Gobierno hable del inicio de un proceso de paz "para no decir negociación".

En la décima edición de la publicación "Cuadernos FAES", el profesor universitario Rogelio Alonso, el presidente del Foro de Ermua, Mikel Buesa, y el periodista Santiago González analizan el papel de las víctimas y el posible perdón a etarras, las claves de lo que se ha dado en denominar "proceso de paz", y las lecciones que pueden extraerse del final del terrorismo en Irlanda del Norte.

Rogelio Alonso, profesor investigador Ramón y Cajal en Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, considera "enormemente perjudicial para la desaparición de la violencia y de la capacidad de coacción de ETA" la continua comparación entre el alto el fuego permanente anunciado por la banda terrorista y el proceso de Irlanda del Norte.

Alonso fija su atención en los hitos históricos del denominado proceso de paz norirlandés protagonizados tanto por el IRA como por su brazo político, el Sinn Fein, liderado por Gerry Adams, y los pasos que puedan adoptar ETA y Batasuna.

"Ante el fracaso de treinta años de violencia, el IRA se ha erigido en la mejor baza utilizada para rehabilitar su imagen de presidente de un partido como el Sinn Fein, que hasta la declaración de alto el fuego obtenía una insignificante representación electoral en el norte y en el sur de Irlanda. Adams ha perpetuado deliberadamente la existencia de un grupo terrorista mientras reforzaba su perfil político", asegura Alonso en el artículo sobre las lecciones de Irlanda del Norte.

El autor cree que "tanto el IRA como ETA, en contextos de grave debilidad, han aprovechado la disposición de sectores sociales y políticos obteniendo resultados positivos y afianzando una peligrosa dinámica consistente en propugnar lo que han denominado como procesos de paz en los cuales se intenta que los grupos terroristas obtengan la legitimidad que previamente fueron incapaces de lograr".

"Es por ello", agrega, "por lo que estos procesos, valiéndose de un engañoso lenguaje que busca el respaldo mayoritario de sociedades ansiosas de paz, puedan llegar a convertirse en instrumentos con los que contrarrestar eficaces políticas antiterroristas responsables de la referida deslegitimación del terrorismo".

Para Alonso, "la paz así entendida se convierte en un mero espectáculo en el que lo importante no es realmente el logro de la paz, la normalización y la reconciliación, sino la proyección pública de que se asiste a un proceso histórico. De este modo se escenifican actos que permitan que el llamado proceso de paz se mueva, aunque sea en contra de una auténtica paz, como demuestra la forma en la que el desarme del IRA se ha acometido".

Rogelio Alonso cuestiona igualmente que se insista en que un eventual "proceso de paz" no permitirá a ETA obtener precio político alguno, sino que simplemente constatará su derrota. Al respecto, el profesor universitario insiste en que "resultan razonables las dudas cuando se intenta instalar en la opinión pública la idea de que la paz sólo llegará si se acepta la excarcelación anticipada de los presos etarras, el arrinconamiento de las causas pendientes u otros gestos gubernamentales de distensión, tras una declaración pública de tregua por parte de ETA".

EL PERDÓN DE LAS VÍCTIMAS

Por su parte, el presidente del Foro de Ermua, Mikel Buesa, reflexiona en el artículo "Víctimas y perdón" sobre el papel que puede adoptar el colectivo de víctimas ante el nuevo escenario, y rechaza de plano que "sea posible el perdón a los que han cometido el delito más absoluto, a los que han cometido el crimen irreparable". "No es posible bajo ninguna circunstancia, por intenso que pudiera ser el deseo de un Gobierno o, incluso, de una sociedad para concederlo", afirma.

Buesa estima que "cuando se propugna el indulto a terroristas como contrapartida de cualquier negociación de 'paz', cuando se busca imponer el perdón estatal, se usurpa el derecho de las víctimas a conceder o negar el perdón por los agravios que han sufrido, y se realiza una injusticia contra ellos".

"Si así acaba ocurriendo se podrá afirmar que el pacto que se logre no habrá establecido una paz verdadera, pues, como dijo mi hermano Fernando Buesa meses antes de ser asesinado, la paz sin justicia no es paz; la justicia exige que los daños que se causaron se reparen, exige, sobre todo, que las condenas se cumplan".

Bajo el título "A qué llama proceso de paz", el periodista Santiago González critica "el uso generalizado de un nuevo lenguaje creativo que burla la verdad. Se dice proceso de paz para no decir negociación. Es un sintagma que no tiene costes; haría falta ser un desalmado para no sumarse a él sin necesidad de la reflexión previa. Una negociación es otra cosa y supone dejar pelos en la gatera y algo del propio patrimonio encima de la mesa".

González ve "razonable pensar que uno de los objetivos principales de ETA esté en consolidar la derrota de la estrategia de la ilegalización y su horizonte esté en las elecciones municipales del próximo año".

(SERVIMEDIA)
12 Abr 2006
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