En respuesta a una pregunta del portavoz parlamentario de Izquierda Unida, Francisco Frutos, en la sesión de control del Congreso, Aznar juzgó "extraordinarias" las limitaciones que la normativa actual pone a las "facultades discrecionales del Gobierno" en esta materia, y consderó que "conviene revisarlas".

Conforme a lo expuesto en la campaña electoral del PP y en el debate de investidura, Aznar se mostró partidario de acometer esta reforma con el máximo consenso posible y de acuerdo a dos premisas fundamentales: la capacidad de acogida de España y los compromisos internacionales de nuestro país.

Aznar defendió la facultad del Gobierno para "ordenar, dirigir y controlar" los flujos migratorios, y garantizar la legalidad de la entrada y la permanencia de extranjeros e España.

Asimismo, se mostró partidario de "delimitar más correctamente los procedimientos de regularización a los efectos de poder incentivar la llegada de inmigrantes legales a España y, por el contrario, poder controlar mejor y combatir, en su caso, las mafias que se aprovechan de las necesidades de los inmigrantes, y evitar el efecto llamada".

En contra de los criterios del Ejecutivo, Frutos defendió el contenido de la ley actual y precisó que la oleada de inmigrantes no se debe a la nueva nomativa, sino a la miseria de los países de origen. "Señor Aznar, no recorte la ley. Ciudadanos de este país, no os dejéis engañar, el inmigrante no es la causa de vuestros problemas", dijo.