Bernardino León compareció en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados para explicar el estado actual de las relaciones de España con Iberoamérica, una zona prioritaria para el Ejecutivo, según manifestó.

Subrayó que en los últimos meses se han reestablecido canales de comunicación bilateral que estaban "rotos", como era el caso de Cuba, o "muy dañados", como Venezuela.

En el primer caso, explicó, se ha logrado que la Unión Europea reestablezca los canales de interlocución quebrados en julio de 2003. El objetivo de preparar la transición a la democracia en la isla y garantizar el respeto a los derechos humanos, sentenció León, "es inalcanzable si no es por la vía del diálogo".

Reconoció que el diálogo no es por sí mismo la panacea, pero se mostró convencido de que si no existe diálogo la solución es "simplemente, inexistente".

El secretario de Estado subrayó que España mantiene ahora también una relación "más eficaz y ambiciosa" con la disidencia, todo ello encaminado a una política respecto a Cuba "autónoma, eficaz" y ajustada a los objetivos perseguidos.

En cuanto a Venezuela, León aseguró también que el diálogo, y no el aislamiento y la condena, es la mejor forma de contribuir a que se fortalezca la democracia y se respete la legalidad internacional.

León definió Iberoamérica como "una mezcla de riesgo y esperanza", que conforma un escenario "muy volátil e inestable", debido en gran parte a la debilidad de las instituciones democráticas para imponerse a tradicionales fuerzas de hecho.

El objetivo principal de España en esta zona es evitar el riesgo de aislamiento, para lo que intenta fortalecer relaciones sólidas con la Unión Europea e impulsar las cumbres iberoamericanas.

Esas cumbres podrían ser institucionalizadas con la creación de la Secretaría General Iberoamericana, estimulando el diálogo entre líderes y la aprobación de una agenda "ambiciosa, útil y sostenible".

España es percibida, aseguró León, como un socio "más cercano y comprometido con América Latina" tanto dentro como fuera de la región, y ello ha permitido, por ejemplo, desempeñar "un papel estabilizador" en las recientes crisis de Ecuador y Bolivia.