Los cuatro desaparecidos, Joan García, Jordi Fusté, Jordi Joanals y Benvingut Joanals, trabajadores de la empresa, podrían encontrarse bajo los escombros de la fábrica, pero la persistencia de las pequeñas explosiones impide que los bomberos puedan entrar para buscarles.

La primera explosión provoc además cinco heridos, cuatro de ellos leves, que se encuentran en el hospital de Santa Caterina de Gerona. Otra víctima, Esther Deulofeu, oficinista de la empresa, fue trasladada al hospital Josep Trueta de la misma ciudad. Según fuentes médicas, tiene múltiples heridas en la espalda y quemaduras superficiales y el pronóstico es reservado. En el momento del accidente había 11 personas en el interior.

La fábrica, que se encuentra en las afueras de la población, quedó totalmente destruida tras hacer exlosión un total de 5.000 kilos de productos piroténicos almacenados y dispuestos para ser vendidos ante la proximidad de la verbena de San Juan.

El alcalde de Vidreres, Salvador Salvador, explicó que la nave podía albergar hasta 10.000 kilos de ese material y que la empresa tenía todos los permisos municipales en regla, tanto el de obras como los de actividades y ampliación del local.

La pirotecnia se instaló en Vidreres hace tres años y según el gobernador civil de Gerona, Pere Navarro, que tambén acudió al lugar del suceso, era la más importante de Gerona del sector.

Como consecuencia de las primeras explosiones de pólvora y petardos, el taller quedó totalmente en ruinas y a un kilómetro de distancia fueron encontrados restos de algunos de los coches aparcados en el exterior de la nave, así como otros restos humanos, presuntamente de las personas que quedaron atrapadas.