Aunque la pérdida de peso no garantiza una vejez libre de esta forma de demencia, ya que son muchos los factores que la desencadenan, las personas que pierden peso y controlan su diabetes correctamente, parecen tener más posibilidades de retrasar la aparición de la enfermedad, según los investigadores. Cuando el Alzheimer aparece a edades avanzadas su progreso suele ser más lento, y muchas personas no llegarían a desarollarlo.

Varias investigaciones recientes han apuntado que el aumento de peso puede producir resistencia a la insulina y desencadenar la diabetes del tipo dos, o no insulinodependiente. Estos enfermos no procesan correctamente la glucosa, y debido a ello, las células no reciben el azúcar que necesitan, lo que produce su deterioro y destrucción.

Si esta patología no se trata correctamente, las células cerebrales se deterioran e incluso desaparecen al no recibir azúcar. Este deterioro es una de las causas del Alzheimer. Por su parte, las dietas ricas en grasas saturadas, como la cómida rápida, contribuyen a la formación de coágulos que dificultan la circulación cerebral, otra de las causas que desencadenan el Alzheimer.

Un estudio de la Universidad de California apunta que este tipo de grasas tambiénfomenta la aparición de la proteina betamiloide, cuyos acúmulos en el cerebro producen la enfermedad neurodegenerativa. Investigadores de la Universidad John Hopkins de Baltimore, han publicado este mes un trabajo que sugiere que la resistencia a la insulina incrementa la producción de la proteína betamiloide en el cerebro.

Por su parte, Suzanne Craft, de la Universidad de Washington en Seattle, sostiene que el uso de fármacos para el tratamiento de la diabetes y la resistencia a la insulina produce mejoras en la memoria y la concentración de los enfermos de Alzheimer.

De aquí a 2050, el Alzheimer podría afectar a 16 millones de personas en Estados Unidos, o incluso más, si la incidencia del sobrepeso y la diabetes no empiezan a descender en el país. Por ello los especialistas aconsejan la urgente adopción de medidas preventivas como una dieta sana baja en grasas saturadas e incrementar la práctica del ejercicio físico.