Los miembros de la expedición, Yaiza, Azucena y Emilio, que llegaron a su destino a las 3 de la madrugada de ayer hora local (6 horas menos en España), han tratado de demostrar de esta forma que la diabetes no es ningún obstáculo para viajar ni para vivir en cualquier circunstancia.

Durante su aventura, on temperaturas de 25 grados centígrados bajo cero, los tres jóvenes han tenido que mantener la insulina pegada al cuerpo y pincharse a través de la ropa. A pesar del frío, los cambios en las comidas y los viajes maratonianos, han conseguidio mantener durante estos días un buen control de su diabetes.

Con esta iniciativa, la Fundación para la Diabetes ha tratado de demostrar que una persona diabética puede llegar tan lejos como se lo proponga, siempre que esté bien controlada.

Los tres jóvenes ha realizado más mediciones de glucosa en sangre de lo habitual (entre 5 y 6 al día) y se han administrado la insulina con una pauta flexible. Gracias a estos controles, se han encontrado perfectamente frente a las situaciones límite que han soportado.

La expedición tenía también como objetivo concienciar a la sociedad de un problema que afecta en España a más de 2.500.000 familias y demostrar que no se trata de una enfermedad incapacitante.