LA EXCESIVA CORPULENCIA DE UN PESCADOR FALLECIDO IMPIDE LA REPATRIACION DE SU CADAVER DURANTE DOS SEMANAS

HUELVA
SERVIMEDIA

El cadáver del pescador Anonio González Orta, natural y vecino de Isla Cristina (Huelva), pudo ser enterrado dos semanas después de su muerte tras superar los numerosos obstáculos que ocasionó su elevado peso (130 kilos) y su gran corpulencia, que provocó problemas a la hora de ser trasladado desde Zaire, donde murió.

El regreso del fallecido a España fue complicado. Antonio González murió en aguas de Punta Negra (Zaire) el pasado 2 de febrero. Desde entonces, el Ayuntamiento de Isla Cristina, la Cofradía de Pescadores y el Intituto Social de la Marina de la localidad onubense realizaron incesantes gestiones para repatriar el cadáver, objetivo que no se consiguió hasta el pasado jueves, en que llegó al aeropuerto de Madrid-Barajas.

El traslado estuvo jalonado de problemas: el cajón fúnebre le quedaba pequeño, por lo que González Orta necesitó un ataúd de 2,23 metros de largo, 1,18 de ancho, 70 centímetros de alto y 376 kilos de peso. Además, el cuerpo requirió ser embalsamado y depositado en un cajón de zinc revestido de oro de madera para permitir su correcta conservación.

Por las dimensiones del ataúd, el Ayuntamiento de Isla Cristina se vio obligado a dedicar a seis personas a ampliar el tamaño habitual de las sepulturas del cementerio local.

Además, en vez del coche fúnebre, el ataúd tuvo que ser trasladado en furgoneta, al tiempo que el velatorio se tuvo que celebrar en un garaje con puertas amplias que permitiesen el paso de dicho ataud.

El féretro no pudo ni tan siquiera acceder a la iglesia del Gran Pder para la misa de 'corpore insepulto', lo que obligó al párroco a oficiar la misa a las puertas de la parroquia.

(SERVIMEDIA)
19 Feb 1996
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