Acaban de terminar su concentración en el Centro de Recursos Educativos (CRE) que la ONCE tiene en Madrid con “muy buenas sensaciones”, y junto a su entrenador, Julián Martín, desgranan para Servimedia sus expectativas y retos de cara al futuro inmediato.

DESPERTAR INTERÉS

María Gómez y María Lermos, ambas malagueñas, y Silvia Rodríguez, de Badajoz, coinciden en que “ha sido un placer jugar juntas” y “disponer de tanto tiempo para entrenar”.

La razón es que el fútbol femenino para personas ciegas no está tan extendido como el masculino, y en la actualidad, solo en la ciudad de Málaga se organizan talleres semanales para las chicas. De ellos se encarga la delegación de la ONCE de Málaga, que los promueve dentro de su oferta de promoción sociocultural.

El reto, según Martín, pasa por que “esta iniciativa se extienda a muchas más ciudades, para que las mujeres interesadas puedan practicar este deporte y jugar de forma regular". Este sería el primer paso de cara a organizar “una liga o competición regular”, aseveró.

A su juicio, “deporte de alto rendimiento y competición van íntimamente unidos”, y “sin una liga regular en invierno, resulta muy difícil que las jugadoras consigan una buena preparación”. Es además fundamental “si queremos hacer afición, que el público se enganche” y que “más chicas se lancen a jugar”, agregó. Así lo creen también las tres jugadoras, que animan a todas las mujeres con discapacidad visual grave o ciegas a probar su práctica.

EXPERIENCIA POSITIVA

De edades muy distintas --entre 21 y 41 años--, dos de ellas jugaban ya al fútbol antes de afiliarse, y la tercera practicaba el fútbol sala para personas con discapacidad visual. Las tres son muy nuevas en el fútbol para ciegos y, pese a ello, están muy satisfechas con la experiencia.

“Tenemos mucho que aprender aún”, confiesan, conscientes de que supone una oportunidad de desarrollo personal, bienestar y diversión. “Yo, que vengo del fútbol sala, me tengo que quitar manías como la de pisar el balón”, explica Maria Gomez. Con todo, afirma “disfrutar mucho ” y haber encontrado un deporte que le llena.

Lo que sí lamentan es que no existan equipos en España y no poder juntarse más a menudo con sus compañeras. De hecho, esta es la segunda concentración femenina a nivel nacional que organiza la Federación Española de Deportes para Ciegos.

“Si queremos tener una buena selección que compita en el Europeo del año que viene, es preciso trabajar más en este terreno”, recalcó. Silvia, que ha llegado a viajar a Málaga para jugar un fin de semana con las compañeras, es de la misma opinión.

'LAS MURCIÉLAGAS' COMO EJEMPLO

Todas se miran en el espejo de ‘Las murciélagas’, la selección argentina de fútbol a ciegas y actual campeona del mundo. En Argentina llevan siete años ya entrenando y jugando en serio, apuntó Martín. "De hecho, desde la federación nos hemos puesto en contacto con ellas para aprender de su experiencia". “Han sido las pioneras y nos inspiran para llegar a más”, afirmaron las tres.

Otro ejemplo para ellas son las chicas de la selección absoluta de fútbol, que situaron el balompié femenino nacional en lo más alto. “También han roto brecha y nos sirven de inspiración”. Su entrenador confía en que todo esto “vaya calando” y en que “poco a poco, más mujeres con discapacidad se animen" a jugar al fútbol.

NUEVO REGLAMENTO

En su opinión, ayudó mucho el cambio de reglamento que permitió jugar juntas a las mujeres ciegas totales con aquellas que tienen discapacidad visual grave. De lo contrario, no salían equipos.

Los jugadores de fútbol sala con discapacidad visual (B2/B3) no necesitan apenas adaptaciones (estas se limitan a la iluminación y a cómo conseguir contraste entre el suelo, el balón, la portería y el fondo), y compiten separados de los ciegos totales, que sí precisan muchas más adaptaciones.

Entre otras, su modalidad exige un balón sonoro, vallas laterales que evitan los fueras de banda y sirven como elemento de orientación y seguridad, un portero vidente con maniobrabilidad limitada a una pequeña zona dentro del área de penalti, un guía detrás de cada portería que orienta a los jugadores, y la obligación de que los futbolistas digan, de forma clara y audible, la palabra “voy" para evitar golpes y orientar al rival.

Se juega en campo de césped artificial descubierto, para facilitar la audición del balón, y requiere el silencio del público mientras esté en juego la pelota y hasta que no se marque un gol o existan tiempos muertos.

En el fútbol masculino esta distinción funciona muy bien, pero como todavía hay pocas futbolistas, se decidió permitir que mujeres con discapacidad visual participasen en el fútbol para ciegas. Eso sí, siempre con un antifaz.

VIENTOS DE CAMBIO

Para Martín, "son muchas las razones que explican la menor participación femenina en el fútbol de ciegos, igual que en el resto de deportes”.

Sin embargo, las cosas están cambiando y cada vez más chicas, sobre todo las jóvenes, se interesan por el fútbol. Esta es la esperanza del equipo femenino de fútbol para personas ciegas, que aspira a llevar a España a lo más alto en esta disciplina.

Convencidas de sus capacidades, las jugadoras hablan de satisfacción, de superación y de cumplir sus sueños. Para ello precisan despertar interés y el apoyo de un país al que, por otro lado, tantas alegrías pueden dar.