Para el sindicato que lidera Antonio Gutiérrez, la posición firme del nuevo Gobierno francés en favor de reorientar y completar la UEM supone un respaldo a las posiciones que hasta ahora venía defendiendo en solitario la Confederación Europea de Sindicatos (CES), y dentro de ella CCOO y UGT.

A su juicio, si la llegada de los laboristas al poder en Gran Bretaña ha servido para qu el Protocolo Social de Maastricht, que Margaret Thatcher no firmó en su día, pueda ser integrado en el nuevo Tratado, la posición del Gobierno socialista francés debería ser respaldada por otros países, con el fin de que en la Cumbre de Amsterdam, que ha comenzado hoy, se apruebe la inclusión de un capítulo de empleo con las dotaciones necesarias.

CCOO, que deja claro que la intención de los sindicatos no es cuestionar la UEM, insiste en que es necesario situar el empleo y la política social como eleentos centrales del proyecto de unidad europea, y advierte que de no ser así no se podrá asegurar el desarrollo sostenible necesario para corregir el paro masivo y asegurar la cohesión social.

Este sindicato critica duramente la posición del Gobierno de Aznar, del que dice que "se ha caracterizado por el olvido de nuestra condición de país con mayor índice de desempleo de la UE, renunciando al establecimiento de políticas de empleo comunitarias, limitándose a exhibir cifras macroeconómicas y poniendo ólo su empeño en la reforma del derecho de asilo".

Para CCOO, las declaraciones de responsables del Gobierno "menospreciando las posibilidades de una reforma social del Tratado de la UE que repercuta en el emplEo y considerando que éste sólo puede recuperarse con medidas de ámbito nacional, son cuando menos triunfalistas y reflejan también una forma de euroescepticismo que conecta con las derechas europeas más conservadoras".

A su juicio, la nueva situación creada por el avance electoral de fuerzs progresistas "es un estímulo para los que venimos reivindicando una Europa social". CCOO insiste en que hay que promover el desarrollo económico y del empleo en Europa, y no sólo la estabilidad, lo que, a su juicio, significa que no deben aplicarse de una manera mecánica los criterios de convergencia y que la transición a la moneda única debe acompañarse de una coordinación de las políticas económicas.