Los responsables de la banda de delincuentes afirman en su nota que "sin pretender ocultar los poderosos efectos de nuestra acción, no podemos dejar de contar la repugnante utilización que la Guardia Civil y sus miembros hacen de sus propios familiares, sirviéndose de ellos como un escudo permanente, pese alas numerosas y reiteradas advertencias que venimos haciendo desde 1981".

ETA hace un llamamiento a todos las familias de guardias civiles, policías y militares para que abandonen de forma inmediata y definitiva las casas-cuarteles y las viviendas de sus respectivos cuerpos.

Además, reconoce la militancia de Juan Félix Erezuma y Juan Carlos Monteagudo, responsables del "Comando Barcelona", en la organización terrorista vasca. Ambos resultaron muertos al día siguiente del atentado de Vic al enfrenarse con la Guardia Civil.

En su comunicado, la banda terrorista afirma que "se equivocan quienes creen que la estrategia de nuestra organización está supeditada o condicionada a los acontecimientos políticos y económicos del 92". Se equivoca además el Gobierno español que se empecina en no afrontar un proceso negociador".

Según los etarras, "ya es hora de adentrarnos por el camino del entendimiento mutuo y de la auténtica paz, aquella que está basada en la justicia social y en el respeto de las ersonas y los pueblos. Todavía estamos a tiempo para romper con el actual estado de cosas y evitar más sufrimientos".

La banda asume también la autoría de los atentados terroristas ocurridos en el mes mayo, entre ellos de las bombas que explotaron en Italia el pasado 28 de mayo en el consulado español y las oficinas del BBV e Iberia, hechos que ya fueron reivindicados por una autodenominada sección italiana de ETA.

Otras acciones de las que los dirigentes de ETA se declaran responsables son: la eplosión, el 20 de mayo, de un coche cargado con 60 kilos de explosivos en la casa-cuartel de la localidad riojana de Casalarreina, y de la bomba que estalló en un concesionario de "Renault" en San Sebastián, el día 22 de ese mes.

La misma banda terrorista reclama la responsabilidad por la instalación, el 23 de mayo, de un artefacto en el coche de un policía que salvó su vida al descubrirlo a tiempo y, asimismo, de los accionados contra las instalaciones hoteleras turísticas de Santa Pola, Marbella, Caahonda, Mijas, Estepona y Benalmádena, entre los días 23 y 24 de mayo.

Por último, asume la colocación de una bomba bajo el vehículo del agente de escoltas Alberto García González, que resultó herido el 30 de mayo en San Sebastián.

NO QUEDO NADA

Por otro lado, los artificieros del Cuerpo Nacional de Policía no han podido determinar aún qué tipo de mecanismo provocó ayer la muerte en Madrid al teniente del Ejército del Aire Enrique Aguilar Prieto.

Los especialistas no encontraron ningún rasro del activador del artefacto, que fue destruido por la deflagración de los más de dos kilos de amosal que contenía la bomba.

Hasta la fecha, los investigadores policiales sólo han conseguido saber que el ingenio fue colocado en los bajos del vehículo con varios imanes, de los que los artificieros han encontrado pequeños restos.