Al congreso asistieron un centenar de delegados de los distintos países de la Unión Europea, que aprobaron por unanimidad, a propuesta del recién elegido presidente del Consejo, David Balsa, y de los cabezas de delegación de España, Holanda, Reino Unido y Portugal, una declaración de condena al terrorismo.

En la declaración, el nuevo organismo de cooperación expresa su satisfacción por el cese de las accones terroristas tanto de ETA como del IRA y de las organizaciones protestantes irlandesas.

Sin embargo, condena la persistencia de acciones violentas y coacciones contra ciudadanos por parte del entorno del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) y afirma que "en el momento actual la principal amenaza y agresora de los derechos humanos en España es ETA y su entorno violento".

"Hacemos votos por que el cese de la violencia en Euskadi sea total y definitivo y que la organización ETA renunci de forma expresa a la utilización presente o futura de cualquier tipo de violencia para conseguir objetivos políticos o de cualquier otra índole", concluye la declaración.