La Audiencia impone a "Macario" la pena de 28 años de reclusión mayor por asesinato, con el agravate de alevosía, y otros cinco años de prisión menor por robo de vehículo con intimidación. Además, deberá pagar 30 millones de pesetas en concepto de indemnización a la viuda y los cuatro hijos del fallecido.

Sobre la intervención del terrorista en los hechos que se juzgan, la sentencia considera que "constituye prueba directa de cargo el reconocimiento que en el acto del juicio realiza el condenado", a pesar de que no reconoció la autoría directa de los disparos. Esto lo achaca el tribunal a la estraegia de "Macario", que justificó el atentado como "una acción armada que no debía desvelar por respeto a la organización ETA y a sus componentes".

La sentencia relata que "Macario", que formaba parte entre los años 1978 y 1980 del "comando Araba" de ETA, planeó el asesinato del comandante junto con otros dos miembros del mismo grupo etarra: José Manuel Aristimuño Mendizábal, alias "Pana", y otro miembro de ETA apodado "Fanecas".

Para perpetrar el atentado, los terroristas, que conocían las costumres y el paradero de su víctima, se hicieron con un taxi a punta de pistola, con el que se situaron ante el vehículo que cada día conducía Jesús Velasco Zuazola para llevar a sus hijas al colegio y dirigirse posteriormente a su trabajo.

Los terroristas relizaron al menos 11 disparos contra el vehículo en el que viajaba el comandante, con proyectiles de 9 milímetros parabellum. El primer impacto rompió el parabrisas y los 11 siguientes fueron dirigidos directamente contra la cabeza del militar, que muró en el acto.