El cardenal Rouco lo ha hecho saber en una carta patoral, en la que señala que en todas las celebraciones litúrgicas de su archidiócesis en las que se hagan preces públicas, se incluya una relativa al terrorismo.

El texto de la oración es: "Por España, para que cese y desaparezca el terrorismo y todo germen de violencia, los terroristas y sus inductores se conviertan, los amenazados y los que ya han sido heridos en cualquier forma experimenten ayuda cristiana, las víctimas alcancen el descanso eterno, sus familiares el consuelo y el amor fraterno y toos la paz de Dios, roguemos al Señor".

Asimismo, el cardenal pide que en el año 2001 en cada vicaría, una parroquia celebre, un día a la semana, una vigilia de oración por el cese del terrorismo y la paz.

El arzobispo de Madrid también reclama que en los monasterios de vida contemplativa, una vez al mes, se tenga una hora de adoración por el mismo motivo.

Finalmente, el cardenal Rouco reclama a los sacerdotes que inviten a los fieles a que, tanto en la oración personal como en la común, "supiquen al Señor y a nuestra madre la Virgen por esta misma intención".

El prelado justifica estas medidas señalando que "el fenómeno del terrorismo pone de manifiesto hasta qué punto puede degradarse la persona humana en lo más íntimo de su ser".

"El terrorismo", dice, "es intrínsecamente perverso, porque dispone arbitrariamente de la vida de las personas, atropella los derechos de la población y tiende a imponer violentamente sus ideas y proyectos mediante el amedrentamiento, el sometimiento del dversario y, en definitiva, la provación de la libertad social".