El estudio, que se realizó sobre 114 niños de 3 a 8 años, trataba de averiguar hasta qué punto pueden ser los niños manipulados por los padres a la hora de relatar unos hechos que se suponen verdaderos.

Según los investigadores, ya se sabía que los niños pueden ser fácilmente influenciables, pero la intnción del estudio era determinar el punto exacto hasta el cual los padres pueden llegar a trastocar el testimonio de sus hijos.

Para mejorar la fiabilidad del relato de testigos infantiles, es preciso averiguar si el niño ha estado expuesto a diferentes fuentes antes de relatar lo sucedido. Una vez que el niño ha sido capaz de diferenciar las fuentes, será capaz de proporcionar una versión más exacta de los hechos.