(ESTA NOTICIA AMPLIA Y SUSTITUYE LA NUMERO 51 DE HOY)
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Angel Turrión, ex director económico financiero de RTVE durante el mandato de Pilar Miró, y María Agustias Marugán, interventora delegada, desaconsejaron a la directora general del ente que incluyera su vestuario como gasto protocolario, según manifestaron hoy ambos ante el tribunal que la juzga por un presunto delito de malversación de fondos públicos.
Los dos técnicos, que ofrecieron versiones muy distintas sobre el funcionamiento del procedimiento de gestión del presupuesto de RTVE, coincidieron a la hora de asesorar a la entonces directora que pidiera un aumento de sueldo para cubrir sus gastos aunque el primero reconoció que no puso objeción a que figuraran en las partidas.
La tercera sesión de la vista, que se celebra en la Audiencia de Madrid, estuvo marcada por la tensión entre el abogado de la acción popular, José Molina Samos, y el presidente del tribunal, Félix Alfonso Guevara, que reprendió al acusador por tratar de hacer de la vista un juicio político y llegó incluso a retirarle el derecho a la palabra.
Turrión explicó a la sala que la normativa que rige la administración de ls partidas presupuestarias en RTVE es bastante genérica y no recoge contenidos concretos, por lo que se presta a numerosas interpretaciones.
Incluso destacó que para justificarlos la normativa es "mucho más liviana" que en otros casos, de forma que basta con presentar una factura sin más explicación, "porque son créditos de naturaleza especial para unos directivos de alto prestigio".
La interventora negó sin embargo este punto e hizo notar que cualquier recibo sobre gastos de comida o regalos queno estén suficientemente acreditados no son admitidos en las auditorías.
Los técnicos matizaron que el tipo de gastos que tienen cabida para la actividad propia de la dirección general se refieren a los de secretaría, protocolo, atenciones a personalidades y gastos sociales.
USO INSTITUCIONAL
De esta forma, cuando Pilar Miró fue a consultar al director financiero la posibilidad de incluir sus gastos de vestuario en estas partidas, le comentó que podrían tener cabida en el presupuesto, con el únco requisito de que existiera un crédito anterior, una factura y que su uso fuera estrictamente de carácter institucional.
A pesar de ello, le comentó que al ser poco específica la normativa existente, existía "un factor de incertidumbre" que podría dar lugar a diversas interpretaciones y le ofreció como vía alternativa un aumento de sueldo para paliar los gastos protocolarios, a lo que se negó. No obstante ninguno de los dos decidió consultar con el Gabinete Jurídico o con la Dirección General de Preupuestos.
La interventora delegada discrepó con este criterio y mantuvo ante el tribunal que, aunque la ropa fuera utilizada únicamente para los actos de representación a los que la directora debía acudir en función de su cargo, los gastos no podían incluirse en las partidas "porque el vestuario no figura en ninguna normativa presupuestaria".
Los testigos confirmaron que la directora siguió efectuando compras a pesar de sus observaciones hasta que recibió una carta del ineterventor general, que l obligó a reembolsar el importe total de las facturas, cerca de 4 millones de pesetas, gastos que, de cualquier forma, la interventora consideró que no fueron extralimitados.
Turrión especificó que fue a partir de entonces cuando RTVE modificó la normativa al respecto, en 1989, para evitar la diversidad de interpretaciones, introduciendo una cláusula en la que especificaba que no se podían incluir como gastos "aquellos que directa o indirectamente supongan un beneficio material para los directivos". Asimismo, declaró que la directora general de RTVE tenía créditos para ofrecer gratificaciones a los miembros del comité de dirección y cabida para realizar regalos de toda índole, siempre y cuando tuvieran relación con el ámbito de RTVE. "Nunca conocí ningún caso en el que la dirección regalara nada a gente fuera de éste ámbito", dijo.
Turrión, que se confesó uno de los beneficiados con los regalos de Miró, de la que recibió, entre otros, un jersey de Loewe, un marco de plata y un aguafuerte, opin que la directora general del ente hizo siempre un uso correcto de la ropa adquirida, que guardaba, "al menos en parte", en un armario de su despacho, al que acudía normalmente vestida de manera informal.
La interventora delegada apuntó que no era la primera vez que la dirección general cargaba los gastos de regalos con toda variedad de justificaciones, por lo que el tribunal accedió, a propuesta de la defensa de la procesada, a que aportara los informes de las auditorías de años anteriores para especficar cuáles fueron las irregularidades cometidas por Pilar Miró con respecto a su predecesor en el cargo.
(SERVIMEDIA)
16 Jun 1992
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