(ESTA NOTICIA AMPLIA Y SUSTITUYE LA NUMERO 48 DE HOY) EL DISPARO QUE MATO A UNO DE LOS ATRACADORES DEL "CASO CORROTO" FUE REALIZADO A BOCAJARRO, SEGUN LOS FORENSES
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Los forenses que realizaron la autopsia de los atracadores muertos en el asalto a la joyería "Viuda del Torneo", en 1984, afirmaron hoy ante el tribunal del "caso Corroto" que el disparo que mató a Feliciano Martín de Paredes fue efectuado a bocajarro, con el arma en contacto con la piel de la víctima, en contra de lo declarado por los policías procesados.
simismo, César Borobia, Fabriciano Jiménez, Carlos Perezagua y Francisco Tamargo contradijeron el testimonio de los policías, al concluir en su informe que los 4 impactos recibidos por Martín de Paredes eran frontales, mientras que José María Pérez y Francisco Javier Fernández AlvArez manifestaron que abordaron a la víctima por los lados.
Según los forenses, el orificio de entrada del primer disparo se encontraba entre ceja y ceja y se efectuó "a cañón tocante", o por lo menos, con el arma a una distacia nunca superior a cuatro centímetros.
"La piel se resquebraja, parece el cráter de un volcán", describió el doctor Borobia ante la fotografía proyectada en la sala, en la que se apreciaba con claridad una marca en forma de estrella sobre la frente de la víctima.
José María Pérez Gutiérrez, el inspector que se confesó autor de ese disparo, había negado que apoyara su arma en la cabeza de Feliciano, "porque le hubiera estallado como un melón".
Sin embargo, el forense descartó esta teoría, y que para que se produzca un estallido del cráneo la bala debe entrar por el paladar, donde los huesos son más endebles que en la frente, según explicó.
El informe de los expertos determinó además que dos de los restantes impactos (uno que entró por la barbilla y siguió una trayectoria ascendente que le abrió la cara en canal y otro en la parte interior del hombro) fueron efectuados a quemarropa, es decir, a una distancia en que la llama que produce la detonación alcanza la ropa de la víctima.
Lo forenses concluyeron que los disparos fueron efectuados con "frialdad de ánimo", ya que no se concentraban en las mismas zonas del cuerpo, "como ocurre cuando se remata o cuando disparan personas perturbadas o fanáticas".
"ENSALADA DE TIROS"
Con respecto a los impactos hallados en el cadáver de Pablo Pardo Ruiz, comentaron que la primera impresión era que se había producido "una ensalada de tiros, una refriega a tiro limpio".
Así, un primer disparo le entró por el lado derecho del cuello y recbió los restantes en hemitórax derecho, hemitórax izquierdo y en el brazo izquierdo, todos a corta distancia, pero ninguno a quemarropa.
Precisaron que el impacto en el brazo era "típico de una persona que ha interpuesto su brazo delante de una zona vital para protegerse".
Todos los proyectiles penetraron por zonas laterales, por lo que los peritos aseguraron que ninguno de los disparos pudo ser frontal, a pesar de que los procesados defendieron que encontraron a Pablo de frente apuntándoles con n arma, con la que, como posteriormente se comprobó, no podía disparar.
Asimismo, dedujeron que la víctima debía encontrarse agachada al recibir los impactos porque, aunque las balas desvían su trayectoria al chocar con el cuerpo, "es completamente ilógico que la bala que alcanza a una persona de pie entre por el cuello, salga por el oído y termine chocando casi en el suelo".
BALAS MIGRATORIAS
Los forenses continuaron su informe esta tarde con el estudio de los impactos encontrados en el cuerpode José Luis Fernández Corroto, el atracador que supuestamente consiguió huir y que murió por los disparos de los mismos policías un mes más tarde en Móstoles.
En él apreciaron cuatro disparos, uno en el hemitórax izquierdo, otro en el cuello, uno en la cabeza y el último en la espalda, efectuados a una distancia superior a los 70 centímetros "pero a pocos metros, porque por el aspecto que presentan las heridas, las balas entraron y salieron con una energía cinética importante".
Según los médicos el primer disparo se produjo casi paralelo al suelo, pero el segundo se efectuó de arriba a abajo, de forma que el proyectil penetró por el cuello, descendió hacia la caja torácica y rompió la arteria aorta provocando una hemorragia interna que impidió que las sucesivas heridas sangraran.
"Sitúo al agresor delante de la víctima, de pie, con la mano extendida apuntando cuando la persona ya se encontraba caída", comentó el doctor Borobia, refiriéndose a este segundo impacto.
Los forenses añadieronque la hipótesis de que la víctima estuviera sentada en el coche (como defienden las acusaciones) es "posible, pero todos los disparos se producen de cintura para arriba y carecemos de datos para decir si estaba de pie, corriendo o sentado, que también es posible".
Con respecto al proyectil que entró por la espalda, explicaron que pudo ser consecuencia del movimiento del cuerpo al caer al recibir los primeros impactos.
(SERVIMEDIA)
31 Oct 1991
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