(ESTA NOTICIA AMPLIA Y SUSTITUYE LA NUMERO 36 DE HOY) ----------------------------------------------------
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Agustín Rodríguez Núñez y Francisco de Paula Ovando, dos peritos que realizaron el informe de balística sobre el atraco a la joyería de la calle Atocha en junio de 1984, en la que murieron dos de los tres atracadores, rechazaron la hipótesis de que a Pablo Pardo Ruiz le disparasen de frente y de pie, como sostienen los policías procesados por malversación y asesinto.
Según Jaime Ignacio Cabeza y el comisario Francisco Javier Fernández Alvarez, tras abatir en el portal a Feliciano Martín de Paredes, subieron por las escaleras y en el rellano de la entreplanta se encontraron al otro delincuente apuntándoles de pie y de frente con su revólver, motivo por el que dispararon.
Sin embargo, los peritos explicaron que según el orificio de entrada de las balas en el cuerpo y teniendo en cuenta la altura a la que se encontraban los casquillos encontrados en la pared Pardo fue disparado de lado y cuando estaba "en cuclillas, de rodillas o cayendo".
Los testigos, pertenecientes al Cuerpo Nacional de Policía, subrayaron no obstante que se trata sólo de hipótesis y que sus apreciaciones carecen de "rigor científico" en tanto en cuanto sólo pueden responder de lo que vieron y recogieron.
Matizaron que tanto este informe como el elaborado con motivo de los hechos ocurridos en Móstoles (donde murió en manos de la policía José Luis Fernández Corroto, el atracador qe consiguió huir según las acusaciones) eran incompletos, ya que el juez no ordenó una reconstrucción de los hechos "porque en ese momento no se sospechó que las cosas no fueran como dijeron que sucedieron".
Esto explica, por ejemplo, que en el estudio realizado en Móstoles, en el que además paticipó Julio Nieto Alonso, sólo se entregaran 3 vainas, 2 balas y una pistola supuestamente intervenida a Corroto, sin que los peritos vieran siquiera el reportaje fotográfico en el que se mostraba la trayectori de las balas que impactaron en los vehículos de policías y delincuente.
PROYECTILES EN LA PARED
Los peritos declararon que al día siguiente del atraco inspeccionaron el lugar y curiosamente en la planta baja no encontraron ninguno de los cuatro proyectiles que mataron a Martín de Paredes, aunque sí recogieron perdigones de escopeta.
Según los expertos, no cabe más explicación que deducir que las balas fueron a incrustarse en lugares inverosímiles y de difícil localización, como el hueco del asensor o algún rellano recóndito.
No obstante, en la entreplanta, donde cayó Pardo Ruiz, encontraron tres proyectiles en la pared y una "lesión" en la madera que, "de tratarse de una bala, llegó carente de fuerza, frenada en su trayectoria".
Los orificios se encontraban a 1,5, 60 y 109 centímetros del suelo, por lo que descartaron la teoría de que la víctima se encontrara de pie "si los orificios se corresponden con los disparos que recibió".
Además, rechazaron la idea de que el atracador recbiera siquiera el primer disparo de frente, ya que los cuatro proyectiles penetraron por el lado derecho del cuello y por la cara izquierda del antebrazo, cintura y pecho.
Asimismo, los expertos recogieron muestras de sangre en el lugar de los hechos, que aunque no aportaron datos de interés, llamaron la atención de las acusaciones, ya que en el estudio se determinaba que el charco de sangre dejado por el cuerpo de Martín de Paredes se encontraba "al fondo del portal a la derecha" y no dentro del recito del bajo, donde los procesados manifestaron haber derribado al delincuente.
BALA EROSIONADA
De las dos balas recogidas en Móstoles, precisaron que una estaba incrustada en el vehículo de Corroto y correspondía al arma utilizada por al policía, mientras que la otra, encontrada en el coche policial, presentaba erosiones por el impacto; una circunstancia que descarta su "valor identificativo", ya que no se puede determinar si procedía de la pistola incautada al delincuente.
Los expertos negaronque la erosión se produjese porque el disparo fue a corta distancia (las acusaciones sostienen que los procesados dispararon sobre su mismo coche para simular el tiroteo), aunque estaba muy deformada y "cuanto más lejos se dispara, menos se deforma el proyectil".
A preguntas del fiscal, señalaron que era posible, "aunque atípico", el disparo que presentaba en la espalda la víctima a pesar de que los policías manifestaron que dispararon de frente, puesto que pudo darle en la zona lumbar mientras caía. Según su testimonio, en cualquier caso, el tirador se encontraba en un plano más alto que la víctima al recibir los impactos (el primero fue en el hemitórax y los demás en cuello, lado frontal de la cabeza y espalda).
Incluso, no descartaron la posibilidad de que la víctima estuviese sentado en el coche y se deplomara sobre el volante, en contra de lo defendido por los procesados que aseguraron que Corroto descendió del coche y abrió fuego.
Las acusaciones culpan a los policías de preparar elatraco de acuerdo con Fernández Corroto, al que dejaron escapar para justificar la pérdida del botín y al que decidieron matar más tarde, con el objetivo de que les delatara.
(SERVIMEDIA)
30 Oct 1991
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