(ESTA NOTICIA AMPLIA LA NUMERO 52 DE HOY)
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Gabriel Pérez, ex compañero del comisario Javier Fernández Alvarez, se cortó la muñeca con una cuchilla ante el tribunal del "caso Corroto", que juzga desde ayer en la Audiencia de Madrid a cuatro policías acusados de permitir el robo a una joyería de la calle Atocha para matar a los atracadores y quedarse con el otín.
El hombre, de unos 50 años, subió al estrado burlando la vigilancia policial y tras herirse en la muñeca, gritó: "Mira, roja y negra es mi bandera", haciendo referencia a la insignia de la falange.
El propio comisario pidió al presidente de la Sala que no tuviera en consideración la actuación de este individuo, que fue compañero suyo de brigada y llevaba diez años de baja por trastornos mentales y había sido juzgado por un homicidio en esta misma audiencia.
El ex policía fue trasladadopor miembros de la Guardia Civil a la enfermería del Palacio de Justicia y a los calabozos, tras comprobar que sus heridas no revestían gravedad.
Ese incidente fue la nota más destacada de la sesión matutina del juicio, en la que prestó declaración Adelardo Rafael Martínez García, único de los procesados que no llegó a disparar su pistola el día de los hechos y que no participó un mes más tarde en la acción que costó la vida a José Fernández Corroto en Móstoles, "porque estaba de vacaciones".
El ncausado confirmó la teoría expuesta por sus compañeros José María Pérez Gutiérrez y Jaime Ignacio Cabezas de Herrera, el día anterior, explicando que la brigada se encontraba de vigilancia en la zona tras haber recibido una confidencia sobre un posible robo.
Comentó que, tras ver salir a un sospechoso del portal, al que perdieron de vista, entraron en el edificio y, entonces, sólo pudo escuchar ruidos y vio a Feliciano Martín de Paredes con un maletín en una mano y una escopeta de cañones recortados n la otra. "Le dio el alto y encañonó a Javier", dijo.
El procesado añadió que oyó disparos simultáneos, pero no pudo precisar quién disparó primero, "porque el ruido que producen estos impactos en un lugar cerrado no se distinguen muy bien".
Según su versión, observó también que el otro atracador, Pablo Pardo Ruiz, subía las escaleras, pero al ver a su compañero que se quejaba tendido en el suelo y a Feliciano que aún respiraba, se quedó allí para auxiliarle, por lo que no pudo presenciar lo queocurrió en la entreplanta.
FERNANDEZ ALVAREZ
Este punto fue referido por el comisario Fernández Alvarez, que prestó testimonio por la tarde y relató que, tras disparar dos veces contra Feliciano "porque pensé que iba a matar a José María", advirtió la presencia de Pedro Pardo.
"Cuando llegamos Jaime y yo al rellano de la entreplanta nos dijo que nos iba a matar", añadió, al tiempo que matizaba que aunque el delincuente no utilizó su arma (después se comprobó que era una pistola falsa) "disparé nfluenciado por lo que acababa de pasar".
El comisario manifestó que se encontraron a Pedro Pardo de frente y cuando el fiscal le preguntó que cómo se explicaba que los proyectiles le entraran por los lados, según consta en el informe del forense, contestó que se movería al recibir el impacto.
El procesado fue todavía más allá en su relato sobre la muerte de Fernández Corroto en Móstoles, ya que llegó a decir que el forense se debió equivocar en sus apreciaciones, porque nadie disparó por la esplda al delincuente que, según los policías, disparó al comisario cuando éste le pidió la documentación, también durante un servicio de vigilancia.
"El informe dice que un proyectil entró por la espalda, pero no tiene orificio de salida y yo disparo con balas de verdad. Como usted sabe", dijo al fiscal, "los proyectiles rebotan y tienen unas trayectorias muy difíciles de explicar".
Fernández Alvarez negó que hubiesen planeado el robo con Fernández Corroto y que hubieran quedado con él en el polígoo industrial de Móstoles para matarle e impedir que testificara. Al igual que su compañero, insistió en que ésta no era la persona que vieron salir del portal el día del atraco a la joyería de Atocha.
"Recibí una llamada de un individuo con el que quedé y se identificó como José", declaró. "Me dijo que unos delincuentes preparaban un robo en el polígono y por los datos que me facilitó le creí, aunque hasta ese momento no le conocía de nada".
El comisario manifestó que fue él la persona que se encrgo de recoger las joyas robadas (cuatro mantas) y que incluso los propietarios del taller ayudaron a hacer el inventario, sin que presentaran ninguna queja por la falta de alguna pieza.
Al igual que los otros procesados, Fernández Alvarez incurrió en numerosas contradicciones con respecto a sus declaraciones sumariales y cuando el fiscal se lo hizo notar expresó que, a su parecer, "los interrogatorios se están pasando en detalles".
"Por detalles no se mete a nadie en la cárcel", comentó con irona el policía, que en la actualidad cumple una condena de 29 años como responsable de la desaparición de "el Nani". "Si lo llegamos a saber, habriamos llevado un notario", añadió.
(SERVIMEDIA)
15 Oct 1991
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