(ESTA NOTICIA AMPLIA LA NUMERO 26 DEL SERVICIO DE HOY)

MADRID
SERVIMEDIA

Adolfo Jiménez, alias "El Ratilla" o "Pachino", el niño de 10 años traficante de drogas y toxicómano que el pasado martes se fugó del centro de acogida de menores en el que había sido ingresado pocas horas antes, fue detenido hoy por funcionarios de la comisaría de Entrevías en una chabola de la barriada de Pies Negros, poblado en el que vivía.

Tras su detención, Adolfo fue rasladado al Grupo de Menores de la Policía (Grume), donde permaneció por espacio de una media hora, hasta que la jueza de menores decretó su ingreso en un centro de primera acogida Altamira de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM). Fuentes policiales indicaron que, aunque no se trata de una cárcel, el chico estará controlado.

La directora del centro Altamira, Ana Calvo, manifestó a Servimedia que el pequeño sufre síndrome de abstinencia, dado que es adicto tanto a la heroína como a la cocaína.

"iene", explicó, "los síntomas típicos del síndrome de abstinencia: fiebre, taquicardia, etcétera. Dice que ayer a las once de la noche es cuando se inyectó la última dosis, por lo que continúa bajo esos efectos. Permanentemente está una persona con él".

El precoz narcotraficante ha tenido en jaque durante tres días a la policía madrileña, que desde el miércoles ha "peinado" metro a metro los Pies Negros, registrando las chabolas una y otra vez. Incluso llegaron a actuar en el rastreo efectivos antidisurbios del Cuerpo Nacional de Policía. Sin embargo, el "pacto de silencio" de los moradores de esta barriada marginal impidió hasta hoy dar con el paradero de "El Ratilla".

Sobre las diez y media de esta mañana, dos agentes de la comisaría de Entrevías localizaron al menor en una chabola cercana a la que habitaba antes de su detención y posterior fuga.

Los funcionarios, que vigilaban la zona desde el miércoles, fecha en la que el juez dictó la orden de búsqueda contra Adolfo, entraron en la vivieda y tras una "pacífica conversación" con el chaval y con las otras personas que en esos momentos se encontraban en el interior de la chabola, lo detuvieron sin que opusiera resistencia, según informaron fuentes de la comisaría de Entrevías.

El mismo portavoz indicó que sospechaban que el menor regresaría al poblado chabolista, "porque al tratarse de un niño, sabíamos que iba a volver al sitio donde nació y donde vivía".

NARCOTRAFICANTE Y TOXICOMANO

"El Ratilla", que fue detenido el pasado lune por funcionarios de la Policía Nacional en el interior de su chabola, controlaba la venta de drogas en el barrio de Entrevías, según reconocieron fuentes policiales.

Al parecer, el chaval actuaba por su propia cuenta, ya que su madre está encarcelada por un delito de narcotráfico y su padre padece una enfermedad terminal, por lo que permanecía internado en un centro médico, aunque en las últimas horas lo ha abandonado.

El lunes, en el momento de su detención, el niño estaba en compañía de un herano de 8 años y de un sobrino de 7, pesando la droga para fabricar las papelinas que luego vendía a los toxicómanos que acudían a su chabola.

Adolfo confesó a los funcionarios que es adicto a la heroína y a la cocaína desde que tenía ocho años. Según las personas que le atendieron tras su primera detención, se trata de un niño muy avispado y de difícil trato.

Ese mismo día, "El Ratilla" fue ingresado en el centro de primera acogida de Hortaleza, de donde se escapó horas después. Desde entonces, ls agentes de varias comisarías de la capital estuvieron buscando al muchacho, que finalmente fue detenido hoy en la barriada en la que nació.

CENTROS DE REFORMA

El centro residencial Altamira tiene una capacidad para veinte menores, todos ellos varones y de edades comprendidas entre los 13 y los 16 años.

La totalidad de los chicos son de reforma y siempre ingresan por orden de los jueces de menores. Las medidas de internamiento están en función del delito que hayan cometido, si bien Ana Calvo aeguró que "a todos los efectos el funcionamiento del centro es educativo". El tiempo de estancia suele oscilar entre los seis y los nueve meses.

No es un centro cerrado, por lo que transcurrido un espacio de tiempo en el que los educadores valoran cómo se han adaptado a la dinámica educativa del centro, los niños pueden salir en excursiones organizadas por el propio centro, acompañados por los por los especialistas que conviven con ellos, siempre que lo permita el juez de menores.

"En algunos cass", agregó Ana Calvo, "se comprueba que la familia es válida, que los vínculos son fuertes, y se realiza un programa de salidas que siempre lo tiene que autorizar el juez de menores, permitiéndoseles salir con sus familias los fines de semana. Hay niños que han estado incluso en campamentos".

La directora del centro señaló que en el mismo no existen medidas especiales de seguridad, aunque indicó que el equipo técnico que atiende a los niños (un psicólogo, un médico, un asistente social, varios educadoes y la propia directora) controla las actividades y comportamientos de éstos.

(SERVIMEDIA)
17 Ago 1991
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