Fuentes de la Policía Municipal consultadas por Servimedia explicaron esta tarde, después de recabar más datos sobre el suceso, que los hechos ocurrieron sobre las tres y media de la tarde de ayer, cuando tres individuos sustrajeron un coche en las inmediaciones de la estación de metro de Laguna.

Entre los tres rompieron el sistema de bloqueo de automóvil, un "Ford Orion", y se dirigieron en él al Cerro de la Mica, donde adquirieron siete papelinas de heroína. Poco después, uno de ellos, del que únicamente se conoce su nombre, Angel, se marchó.

Los otros dos, José Luis S.T. de 25 años, y Antonio P.P., de 16, (éste conducía el coche) fueron sorprendidos por la policía en el lugar antes citado y salieron huyendo.

A partir de entonces se inició una aparatosa persecución, que discurrió a gran velocidad por varias calles del distrito de Latia: paseo de Extremadura, puerta del Angel y avenida de Portugal.

En esta última, el coche circuló durante varios centenares de metros en dirección prohibida. El conductor, para recobrar el sentido correcto de la marcha, arremetió contra la valla protectora para pasar al otro lado del carril, en una brusca maniobra en la que el turismo perdió la rueda delantera derecha.

Con una gran sangre fría y dominio de la conducción, el coche en el que viajaban los fugitivos enfiló hacia la avenida de Valladoid y el puente de los Franceses. Posteriormente, dieron media vuelta y tomaron otra vez la avenida de Valladolid, esta vez en sentido contrario al de la marcha.

En esta calle, el "Ford Orion" se estrelló contra un "Seat Toledo" ocupado por tres personas -una de ellas un niño de corta edad- aunque ninguna de ellas sufrió heridas de carácter grave.

La Policía Nacional perdió la pista de los tres jóvenes en la puerta del Angel, aunque desde allí les siguió un motorista de la Policía Municipal que le persiguió hasta el puente de los Franceses.

En este punto se sumó a la "caza" un coche patrulla del mismo cuerpo, cuyos agentes consiguieron detener a los delincuentes en la confluencia de la calle Almuñecar con Aniceto Marinas, no sin antes tener que arrojarse al suelo para evitar ser atropellados por el coche de los fugados.