Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Granada constataron que, aunque la mayoría no se desarrolla y queda en estado latente, algunas se desarrollan y "pueden llegar a colonizar el ecosistema".

Los investigadores estiman que en cada litro de aire hay unos 500 microorganismos y que unos 10 trillones de ellos se reparten anualmente por todo el planeta suspendidos en partículas de polvo y arena transportadas por el viento.

El fenómeno, aunque no es nuevo, se ha acentuado en los últimos años debido a la sequía prolongada que sufren las zonas del Sáhara y el Sahel, así como por el crecimiento de las prácticas agrícolas y ganaderas extensivas, lo que repercute en la identificación de las bacterías que llegan a Europa, ya que la gran mayoría no han sido identificadas hasta el momento, según Emilio Ortega Casamayor, del centro de estudios avanzados del CSIC en Blanes (Gerona).

El grupo dirigido por Casamayor analizó las bacterias presentes en el agua de los lagos del Observatorio Limnológico de Pirineos (Parque Nacional de AigüesTortes, en Lérida) y las comparó con las presentes en muestras de polvo recogidas en el desierto de Mauritania, el lugar donde se originan muchas de las tormentas de polvo que llegan a Europa.

Según Casamayor, "lo más frecuente es que la mayoría de microorganismos, aunque lleguen vivos, no se desarrollen, pero pueden ocasionar efectos remotos sobre ecosistemas europeos de alta protección, como los Parques Nacionales".

El investigador explicó que "se han tomado como referencia los lagos de alta montaña del Observatorio Limnológico de los Pirineos, porque estas masas de agua prístina son muy útiles para estudiar la incidencia de microbios invasores de origen remoto transportados por el viento, ya que ofrecen datos globales de la calidad microbiológica del aire y de la salud global del ecosistema de alto valor diagnóstico".