Los datos del informe, realizado sobre las emisiones de televisión de cadenas, públicas y privadas, de ocho países europeos (España, Francia, Italia, Portugal, Alemania, Suecia, Dinamarca y Noruega) indican que España es el tercer país en el que más tiempo de programación se dedica a lo que el estudio enomina "resto de programación", y que incluye anuncios, avances de programación, autopromoción de la cadena y teletiendas.

Las televisiones de nuestro país dedican un 17% de su emisión a ese capítulo de resto de programación, situándose por delante Alemania, con un 22%; y Portugal con un 17%.

En España, de cada hora de emisión televisiva hay 10'5 minutos de publicidad y otros contenidos. Los promedios de Portugal y Alemania son superiores al de nuestro país, con 14 y 13 minutos por hora, respectvamente, mientras que los espectadores suecos e italianos son los que menos tiempo de publicidad reciben (6 y 7 minutos, respectivamente).

La media de difusión publicitaria de las cadenas públicas se sitúa entorno al 10% del tiempo de emisión. Las dos cadenas públicas españolas estarían por encima de ese promedio con un 16'28 por ciento. En cuanto a las televisiones privadas, la emisión publicitaria se sitúa entorno al 18 por ciento. Los datos de España son superiores a esa media, con excepción de Canl Plus (6'6%); Antena 3, que dedica un 26'2% a emisión de anuncios y otro tipo de publicidad, y Telecinco, un 25'4%.

Según el presidente del Observatorio de la Publicidad, Vicente Dalda, este es "el primer estudio de estas características que se realiza en el ámbito europeo" y su objetivo es "medir lo que cada espectador paga, con su tiempo, por ver un programa de televisión". Según el portavoz de la Asociación Española de Agencias de Publicidad (AEAP), Carlos Rubio, el informe "pone de manifiesto quehay un escenario de exceso de volumen de publicidad que pone en riesgo la eficacia de nuestros anuncios".

Por su parte, el presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación, Alejandro Perales, asegura que los datos aportados por el estudio confirman que "hay una saturación publicitaria que obliga al espectador a pagar en tiempo un precio desorbitado" por el uso de este medio.