Según el Gobierno, con estas fuerzas se pretende impulsar el desarrollo de la identidad europea de seguridad y defensa, dotar a Europa de una capacidad militar propia y ofrecer a la UEO una estructura básica multinacional capaz de ser empleada en misiones humanitarias, de evacuación y de mantenimiento de la paz, o como fuerza de combate para la gestión e crisis, incluídas las operaciones de imposición de la paz.

El cumplimiento de estas misiones no comprometerá la participación de las unidades de ambas fuerzas en las misiones de defensa común que se deban realizar en aplicación del artículo V del Tratado de Bruselas modificado o del artículo 5 del Tratado de Washington.

Las fuerzas constituirán un instrumento común de las naciones participantes, serán declaradas "fuerzas a disposición de la UEO" empleadas prioritariamente en este marco y estará abiertas a los demás miembros de dicha organización.

También podrán emplearse en el marco de la OTAN para las misiones antes citadas, pues la iniciativa pretende además reforzar el pilar europeo de la Alianza Atlántica, según el Ejecutivo.

La Eurofuerza Operativa Rápida, cuya entidad podría variar desde una pequeña unidad hasta una división ligera y en la que la participación española no sobrepasará la entidad de una brigada, proporcionará una capacidad terrestre de reacción rápida con fuerza fáilmente desplegable y dispondrá de un cuartel general permanente.

La Fuerza Marítima Europea será preestructurada y no permanente, con una entidad que podrá variar desde un grupo de unidades menores hasta una fuerza aeronaval con capacidad anfibia que, en el caso español, no sobrepasará la entidad de un batallón de desembarco.

La constitución de estas dos fuerzas es el resultado de un proceso iniciado en septiembre de 1992 cuando los gobiernos de España, Francia e Italia examinaron en Roma, a traés de su ministros de Defensa, la posibilidad de fortalecer su presencia y su capacidad de realizar operaciones navales en el Mediterráneo.