La tesis del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero es que ésta es una lucha que compete a los 25, porque el destino final de muchos de los que llegan en pésimas condiciones a las costas canarias no es la península, sino otros países europeos.

Lo que los 25 van a acordar en esta cita de Bruselas, a propuesta de los ministros de Justicia e Interior (JAS), reunidos la pasada semana en la capital comunitaria, es crear un sistema europeo de vigilancia con patrullas permanentes en aguas del sur de Europa, ubicar centros de gestión de empleo en los países de origen y establecer cupos de inmigración temporal.

Fuera de este asunto, José Luis Rodríguez Zapatero se ha fijado como objetivo el plan de paz para Oriente Próximo, que no va a tener tanto éxito, a juzgar por la fría reacción que suscitó entre los socios europeos cuando fue presentado el pasado 16 de noviembre en la cumbre hispano-francesa de Gerona. Francia e Italia lo apoyan, pero EEUU e Israel ya han dicho que no están por la labor de secundar una solución bajo el prisma español de una conferencia similar a la de Madrid 1991.

Los elementos principales del plan son cese total de la violencia israelí y palestina, un gobierno de unidad nacional entre Hamas y Al Fatah, que evite el riesgo de guerra civil en el que están sumidos los territorios ocupados y permita, al mismo tiempo, su reconocimiento internacional pleno.

Además, se pretende un intercambio de prisioneros entre ambas partes, esto es, el soldado israelí secuestrado Gilad Shalit, secuestrado desde hace meses, por cientos de prisioneros palestinos, entre ellos varias decenas de ministros y diputados palestinos.