Así lo pone de manifiesto en un artículo publicado en la revista "Mujer y Empresa", que edita la Organización de Mujeres Empresarias y Gerencia Activa en colaboración con el Instituto de la Mujer del Ministerio de Asuntos Sociales.

A juicio deOrtiz, "la posibilidad de llegar a estar entre los países segundones de la unión europea se convierte, no sólo en el fantasma más aludido y, por ello, en el cuerpo más presente de toda decisión política, sino en el temor más sintomático de una España que vive entre la realidad de sus circunstancias socioeconómicas y la realidad de sus pretensiones".

Para Ortiz, Europa amenaza con convertirse en una identidad gemelar y dividida, donde unos países actuarán como líderes y otros les seguirán a distancia. l responsable del Consejo General de Colegios de Economistas de España no está muy convencido de que nuestro país pueda estar entre los primeros, como pretende el Gobierno español.

Ortiz insiste en la necesidad de analizar las posibilidades reales de España, "pues las aspiraciones por sí solas, sin un sólido argumento sobre el que sustentarse, no pueden derivar más que en proyectos insostenibles con un penoso coste social".

En su opinión, la larga autarquía en la que vivió el país antes de la Demcracia, que frenó el proceso productivo y generó un anquilosamiento sistemático en todo lo que significase apertura hacia el exterior, como demuestra el precario nivel de nuestras infraestructuras, marca el primero de los escollos para ser europeos de primera.

MANO DE OBRA BARATA

Tampoco la ubicación estratégica de España es un aspecto favorable, según Ortiz, ya que su distanciamiento de los centros de producción y consumo europeos lo aleja de los ejes del desarrollo. Además, a su juicio, la incorpoación de los países del Este a la economía de mercado, aportando mano de obra barata, "desbanca todavía más a España de los centros de actuación y la limita a la periferia".

En materia de desarrollo tecnológico, Ortiz también cree que España se encuentra en desventaja. Sin embargo, considera que las perspectivas para España son positivas en principio en lo relativo a recursos humanos, al menos en los costes, más bajos que en el resto de la CE, aunque en lo relativo a la calidad de la mano de obra opin que los resultados "no son tan halagüeños".

En definitiva, Ortiz considera que "hoy, que Europa se ve amenazada por una esquizofrenia económica y por una reestructuración política no exenta de conflicto, y que la coyuntura internacional atraviesa por serias dificultades, habría que replantearse, a la vista de nuestras posibilidades reales, cuál es el espacio que debe ocupar España".

"Esto es así", concluye, "porque todo deseo, por muy loable que sea, debe poder ser contrastado con la realidad y undamento en rigurosos principios de viabilidad. De no ser así, haríamos cierto el lema de que España es un país de Quijotes en una Europa de Sanchos".