La propuesta de creación de un "santuario" para ballenas en el hemisferio sur, que serviría para garantizar la protección y superviviencia de estos mamíferos, la planteó la Administración francesa hace dos años.

El Gobierno español, que apoya el mantenimiento de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas que impera desde 1986, no se había mostrado abiertamente a favor del "santuario".

José Loira explicó a Servimedia que "el mejor santurario es la moratoria total, y ahora estams en esa situación". No obstante, añadió que la delegación que él encabeza está dispuesta a apoyar la propuesta francesa.

La mayor oposición a la creación del "santuario" y el mantenimiento de la moratoria partirá, una vez más, de Japón y Noruega, partidarios de reanudar la caza comercial.

LA OPOSICION JAPONESA

Japón podría aceptar la propuesta francesa sobre creación de un marco de protección especial en la Antártida si se admite una excepción con la ballena minke o rorcual aliblanco, ballena e pequeño tamaño (apenas 9 metros de longitud) que ha sido el principal objetivo de los balleneros nipones durante los últimos años ante el declive de las especies de mayor tamaño, como la ballena azul (pueden superar los 30 metros) o la ballena de aleta (entre 20 y 25 metros).

En cualquier caso, las decisiones en el seno de la CBI se adoptan siempre por amplía mayoría, ya que cualquier propuesta debe estar amparada por una mayoría de tres cuartos, por lo que la reunión de Puerto Vallarta podría conclir sin que los estados miembros llegaran a un acuerdo sobre la creación de un santuario en el hemisferio sur.

Para José Loira, lo importante es conseguir mantener la moratoria sobre la caza comercial hasta que "se tengan todas las garantías de que no se van a repetir situaciones que se dieron en el pasado y que pusieron en grave peligro las poblaciones de ballenas".

Aunque noruegos y japoneses creen que existe base científica suficiente para creer que las poblaciones de ballenas se han recuperadodurante los últimos años, José Loira mantiene que no se dan todavía las condiciones suficientes que garanticen la supervivencia de estas especies.

Según un estudio de Greenpeace, antes de que comenzara la captura de ballenas en la Antártida, más de 220.000 ejemplares de ballena azul poblaban sus aguas, mientras que en la actualidad las supervivientes no superan el millar.

En el caso de la ballena de aleta su número cayó desde las 500.000 de principios de siglo a las menos de 25.000 de hoy en día. El Fondo Mundial para la Naturaleza asegura que seis de las siete especies de grandes ballenas que migran al Océano Antártico para alimentarse, han sido reducidas a pequeños restos de sus poblaciones originales por la industria ballenera.